Alejandra López tiene 33 años y es ama de casa. Su marido, José Luis Fernández, de 40, es profesor de actividades físicas. Su hija Lucía tiene 8 años. Esta familia de Monforte vivió hace unos meses su primera experiencia en el programa de Acollemento Familiar de Cruz Roja. Resultó muy satisfactoria y están convencidos de repetir.
-¿Cómo decidieron participar en la iniciativa?
-Llevamos meses inscritos en el programa de Cruz Roja y por ahora sólo tuvimos un acogimiento. El de un bebé recién nacido que estuvo con nosotros todo julio. Tenía un mes y ya sonreía, era estupendo. Fueron cinco semanas muy bonitas. Una de las cosas que queremos es enseñarle a nuestra hija que la vida no es color de rosa. Ella tiene a su mamá y a su papá, que la quieren mucho, pero otros niños no tienen esa suerte. Creo que la experiencia fue muy positiva para ella y la va a hacer mejor persona.
-¿Qué se necesita para ser una familia acogedora?
-Para tener a un niño en acogida no hace falta nada especial, sólo cuidarlo durante el tiempo que esté contigo, quererlo y protegerlo como si fuese tuyo.
-¿No les resultó duro desprenderse de alguien que necesitaba mucho cariño?
-Cuando se va, te duele, especialmente a mí que pasé mucho tiempo con él, pero lo entiendes. Desde el principio sabíamos que iba a ser así porque se iba a ir con sus nuevos padres, que estaban deseando adoptar un niño. Sabemos que está muy bien, pero aunque lo tienes asumido es difícil.
-¿Cómo asumió su hija la marcha del pequeño?
-Quizás nos hacemos más lío los adultos porque a la niña le machacamos mucho desde el principio que venía un bebé, pero que se iba a ir. ''Se va a ir con sus nuevos papás'', le decíamos una y otra vez. Y cuando llegó el momento, la niña se despidió y se quedó tranquila. Nosotros en cambio, nos quedamos peor, pero estamos deseando repetir la experiencia.