Exposiciones | Paco Pestana en Atlántica Más de 200 personas asistieron el pasado fin de semana a una original presentación en la galería coruñesa, incluidos numerosos artistas y directores de cuatro museos
29 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.es el título de la exposición que inauguró el pasado fin de semana Paco Pestana en Atlántica Centro de Arte, de A Coruña. Más de 200 personas asistieron un acto que el propio escultor manifestó que le había resultado de especial satisfacción. Hasta el 30 de junio se podrán ver en la sala coruñesa 25 piezas incluida una mesa escritorio, según la versión del artista, que hizo hace una década. Quince obras son inéditas y según Pestana la muestra tiene un montaje muy especial. Dijo que es la primera en la que, al entrar, «niños y padres dejan de mascar chicle y se quedan con la boca abierta». Entre los asistentes a la apertura de la exposición estuvieron los directores del Museo de Arte Contemporáneo de Unión Fenosa (Macuf), del de Bellas Artes de A Coruña, del Provincial de Lugo y del Centro de Arte Contemporáneo de Santiago. También asistieron artistas como Artiaga, que vino desde Madrid, Lomarti y otros de varios puntos de Galicia e incluso asistieron dos escultores de Alemania. Como era de esperar, la intervención de Paco Pestana no defraudó. Aprovechando que era la jornada de reflexión, provisto de un megáfono como los políticos a la antigua usanza, tras poner en marcha una sirena arengó a la audiencia aunque sólo gesticulando y acercándose a ellos, pero sin emitir sonidos, de modo que el discurso resultaba igual de imperceptible para el público. El escultor sacó de su taller lo más granado del santoral, que muestra en Atlántica como una aparición, de la que también forman parte dos baúles que recorrieron el mundo cuando pertenecían a una de las señoras más ricas de Brasil, ahora gentilmente cedidos por Suso Carreira, según puntualizó Pestana. En resumen, según señala Mercedes Rozas en el texto de presentación, «en esta última presentación en la galería Atlántica persevera en sus batidas personales y emocionales, mostrándonos a sus hijos oníricos, permitiéndonos que compartamos su sarcasmo, su ironía, su humor y su humanidad».