Indignación en Monterroso y Baralla por la prohibición de llevar ganado a la feria

REDACCIÓN LUGO

LUGO

LEANDRO

Tres productores que desconocían la orden ministerial se arriesgaron a que les inmovilizaran los animales La indignación se apoderó de la mayoría de los ganaderos que a primeras horas de la mañana de ayer se dirigían a la feria de Monterroso a vender sus reses, cuando agentes del Seprona o de Protección Civil les comunicaron la prohibición de que se celebraran ferias. El amplio despliegue montado impidió que llegaran productores al recinto. Los controles sin embargo fueron obviados por tres paisanos que pretendían vender cerdos y ovejas y cabras y que no se encontraron en el recorrido con nadie que los avisara.

01 mar 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

Los tres productores emprendieron el regreso a sus casas, una vez fueron conminados a marcharse, a lo que no pusieron ningún impedimento, después de ser advertidos de lo que podría ocurrirles si intentaban eludir la prohibición del Ministerio de Agricultura, que entró ayer mismo en vigor. Se estaban exponiendo a que les inmovilizaran los animales e incluso la explotación, según apuntó el alcalde de Monterroso, Antonio Gato. La feria se celebró igualmente, pero sin la presencia de las aproximadamente seiscientas cabezas de ganado que se reparten por el recinto habitualmente. Los calderos de pulpo, según el corresponsal de este diario, José Antonio Pereiro, acusaron la ausencia de los ganaderos y trabajaron menos. Según esta misma fuente, el comentario generalizado entre quienes acudieron ayer a Monterroso desde distintos puntos de la comarca era cuál iba a ser el siguiente episodio de una novela, cuyo primer capítulo está basado en el mal de las vacas locas y el segundo en la prohibición de concentraciones ganaderas. Incertidumbre Al recinto de Baralla, que permanecía ayer cerrado, no llegó ningún tractor cargado con porcino. Todos fueron interceptados por el Seprona y por funcionarios municipales antes de que llegaran al núcleo de población y retornaron. Eso sí, en la localidad se congregó un buen número de ganaderos que acudieron a interesarse por conocer a qué obedecía la prohibición de las ferias. La feria de Baralla era en un principio de todo tipo de ganado, pero consiguió subsistir frente a la de Becerreá, especializándose en ganado porcino. Ahora es punto de referencia en la provincia de este tipo de animales. Sistema sanitario Para el alcalde de Monterroso, Antonio Gato Soengas, lo que está ocurriendo demuestra que el sistema sanitario de control «é absolutamente fráxil e fácilmente violable, o que produce unha inquietude total na poboación». «Da a sensación -apostilló- de que non temos ningunha garantía, nin no sistema sanitario da Xunta ni no do Ministerio». Gato, que dijo recoger el sentir de los ganaderos, indicó que dudaba que la medida de prohibir las ferias durara únicamente nueve días. «Todo o mundo -dijo- intue que os nove días se van a transformar en prórrogas sucesivas». El alcalde de Baralla, Manuel González Capón, del PP, que fue avisado de la prohibición en la tarde del miércoles, no cuestionó las medidas adoptadas por el Ministerio de Agricultura, pese a que reconoció que suponían un revés para los ganaderos y apuntó que si fue adoptada, sería necesaria y redundará en beneficio de todos.