La segunda entrega de la saga desarrollada por Fatshark incluye nuevas mecánicas, bosses y objetos
16 mar 2018 . Actualizado a las 10:53 h.«Warhammer: End Times - Vermintide» ya sorprendió en su día con el concepto que presentaba: un videojuego multijugador cooperativo de acción en el que el trabajo en equipo es crucial para superar las innumerables ordas de enemigos. En esta segunda entrega, Fatshark recupera la esencia principal de ese primer juego, y la adereza con muchas novedades.
El modo de juego es el mismo que el de su primera versión, varias misiones, con dificultad variable, donde cuatro héroes deben abrirse paso entre los hombres rata y los nuevos guerreros del caos. El mayor reto es sobrevivir. Para ello, Vermintide 2 recupera a los cinco carismáticos personajes de su primera entrega, cada uno con su estilo de lucha y con una habilidad especial única. Como novedad, en este juego, cada personaje cuenta con tres diferentes estilos de lucha. Dependiendo del estilo que el jugador escoja, su personaje será más rápido, tendrá más vida, hará más daño... etc. Además, cada una de estas clases tiene su propia habilidad especial, que permitirá crear un ambiente estratégico mucho más versátil en las partidas.
Este nuevo título también incluye un árbol de habilidad para cada personaje, un menú donde el jugador podrá escoger ciertos atributos que cambiarán las estadísticas del personaje en cuestión. Todas estas formas de «buildear» a los personajes, de personalizarlos según las necesidades, permite formar composiciones de héroes centradas en cosas concretas (sigilo, daño, resistencia) y hace las batallas más complejas e interesantes.
Todos los mapas y misiones del juego tienen relación con una parte de la historia global de la saga. El «lore» que rodea al universo Warhammer es amplísimo, y algunas de las historias se ven reflejadas en este nuevo Vermintide 2. Sin embargo, no es un juego centrado exclusivamente en la historia, lo que realmente brilla es su frenética acción de combate. La cámara es en primera persona, cada personaje cuenta con un arma cuerpo a cuerpo y una a distancia, y con esos elementos deben hacerle frente a hordas de decenas de enemigos. Blandir un martillo y observar como los enemigos saltan por los aires es una sensación única en el juego, las físicas de combate están muy cuidadas y la sensación de caos realmente es lo que caracteriza al título.
Sin embargo, aún con todo esto, con el caos que se genera cuando llega una horda de enemigos, el juego tiene un enorme componente estratégico. Aquí no vale ir cada jugador por su lado, es muy importante que los miembros el equipo estén cerca y se apoyen los unos a los otros. Si uno de los héroes cae, puede ser revivido por un compañero si está cerca, y dos manos más en combate marcan la diferencia entre ganar y perder la partida, porque si los 4 héroes caen simultáneamente, se acabó.
En resumen, este juego es mucho más completo que su predecesor, los escenarios son amplios y están muy bien diseñados, hay gran variedad de objetos y de maneras de combinarlos o modificarlos. Es estratégico y agradable visualmente, pero sobre todo, es un juego muy divertido. Una buena opción para echar las tardes acompañados por amigos.