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La videovigilancia, un aliado más en la oficina en pro del trabajador

Aunque pueda parecer un abuso de control, el potencial de las nuevas tecnologías también es útil para garantizar la seguridad tanto en el hogar como en los puestos de trabajo

18 oct 2019 . Actualizado a las 16:23 h.

Tipos de trabajos hay muchos. Algunos más peculiares que otros; unos desagradables y otros motivadores, pero lo que un empleado busca cuando acude a su puesto, aparte de la motivación, es tener cierto nivel de seguridad laboral. Para ello, no solo hay que remitirse a los denominados trabajos de riesgo: puestos que suponen exponerse a radiaciones u otras sustancias tóxicas y/o peligrosas, construcción, excavación, inmersiones, riesgos eléctricos... Leyendo esto, uno piensa que está a salvo de cualquier peligro en su puesto común de oficina en la que pasa ocho horas sentado cada día; pero no. Por muy simple que parezca el desarrollo de ciertas tareas, todos los trabajadores están expuestos a riesgos internos y externos que conviene tener controlados.

Entre las soluciones que mejor están funcionando para el control y protección del capital humano de una empresa está la videovigilancia. En un primer momento, todos achacamos videovigilancia a espionaje o falta de intimidad. Sin embargo, los sistemas de grabación en circuito cerrado muchas veces ayudan a demostrar conductas que podemos padecer mientras trabajamos y que no se pueden demostrar si no hay pruebas que lo avalen.

Sin ir más lejos, el acoso laboral. Esta práctica endémica todavía tiene algunos vacíos legales en España por la dificultad de demostrar ciertos comportamientos vejatorios o intimidatorios por parte de unos empleados a otros, incluyendo a altos cargos que ningunean a trabajadores de bajo rango. Algunos de ellos consiguen probar esas conductas gracias a casualidades o despistes que permiten poner en evidencia a quienes acosan o intimidan, pero gracias a sistemas tecnológicos como la videovigilancia es más fácil detectar a los culpables y, lo más importante, demostrarlo con pruebas sólidas.

Lo mismo ocurre con falsas acusaciones. En ocasiones, la competencia interna hace brotar el lado más vil del ser humano. Compañeros que acusan a otros de malas prácticas, culpar a otros del trabajo mal hecho cuando la responsabilidad es propia, robos entre compañeros, apropiarse de ciertas ideas... la mala saña puede llegar muy lejos y gracias a las ventajas de equipos de videovigilancia es muy fácil probar la inocencia o confirmar la culpabilidad.

Por supuesto, hay muchas más formas de alcanzar la casilla de salida en un puesto de trabajo. Trabajar bajo influencia de ciertas sustancias, fichar en lugar de un compañero, hacer negocios propios, absentismo injustificado... Pero si hay algo que ha alcanzado cotas insospechadas son los casos de mobbing en el trabajo. Atentar contra la dignidad de las personas o hacer burla por cuestiones de raza, etnia, género, religión o discapacidad son sanciones muy graves que pueden motivar el despido y que, en la mayoría de los casos, solo podrían destaparse gracias a la ayuda de la tecnología.

Más allá de la protección al trabajador también está la seguridad general del lugar de trabajo. Poder acceder a cámaras de seguridad desde el móvil -tanto en directo como en diferido-, vigilar las cajas fuertes o registradoras o controlar los accesos al recinto las 24 horas del día son otros puntos a favor para el empresario y su personal.

Como no, y aunque pueda parecer contradictorio, la privacidad se mira con lupa. Las cámaras pueden activarse solo en caso de salto de alarma; lo mismo ocurre para la grabación de imágenes. Precisamente, este tipo de protocolos garantizan la privacidad del sujeto, al mismo tiempo que se le protege. Y está demostrado que trabajar seguro permite alcanzar un alto nivel de productividad en las empresas.