Ideas por si se casa tu hermana, tu primo, tu amiga del alma o cualquier otra persona a la que te apetezca sorprender con algo distinto, especial. O si, directamente, te niegas a rendirte al impersonal ingreso bancario

M. Viñas
Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Máster de Edición Periodística en la Ecuela de Medios de La Voz de Galicia. maria.vinas@lavoz.es

De las elaboradas listas de bodas de nuestros padres, confeccionadas con esmero para amueblar un vida que arrancaba en el altar, hasta los 20 dígitos bancarios de hoy hay un trecho grande, una tierra de nadie en la que se establecen aquellos que, por cercanía o por cabezonería, prefieren ignorar la espinosa vía del ingreso. Hay debate para rato sobre este tema, el de la cuenta corriente, opción preferida por la mayoría de los novios que, dispuestos a asumir el coste del enlace, se hipotecan hasta las cejas con la gran fiesta. Con él se garantizan como mínimo -la media de lo embolsado son unos 150 euros por persona- cubrir el cubierto. «Los novios de hoy en día son ya maduros y tienen muy claro lo que quieren», defiende Rebeca Senra, experta en este tipo de eventos y defensora del dinero como la alternativa que más funciona. ¿Y el regalo? «Para situaciones puntuales». Las hay: las de los que creen que el metálico resulta totalmente inapropiado y las de los familiares, íntimos o amigos de toda la vida que prefieren tener un detalle personal con los novios, bien inmaterial -asumir el coste del pinchadiscos o escoger una experiencia, por ejemplo- o material. En este último caso, es habitual que varias personas cercanas a la pareja se junten para hacerse más fuertes. El resultado no solo será un regalo un poco más caro y por tanto, mejor, sino también y, sobre todo, más especial. Pero, ¿qué regalar? Aconsejados por expertos en estos saraos, proponemos diez ideas que, además, se pueden comprar en Amazon.

1. Un objeto de diseño

«Toda persona debería tener en casa alguno -apunta Lorena Feijoo, de Huis Clos, dedicados al interiorismo y a los eventos-. Un elefante o un pájaro de los Eames, o el exprimidor de Philippe Stark...» Diseñado en 1990, el controvertido Juicy Salif está considerado todo un icono del diseño industrial. A caballo entre una escultura y un objeto cotidiano, nació sobre un mantel de papel en un restaurante de la isla Capraia, cerca de Córcega, bocetado por Stark mientras exprimía limón sobre un plato de calamares. Él siempre lo tuvo claro: «Mi exprimidor no está hecho para exprimir limones, sino para empezar conversaciones».

Otra buena opción es una lámpara. Desde Huis Clos proponen como regalo para los novios una Fase, modelo fabricado en los años 60 y hoy, con su factoría ya cerrada, todo un clásico. Pero también podemos inclinarnos por un flexo más industrial, como por ejemplo una Anglepoise. Hija del británico George Carwardine, nació en 1931 como lámpara de mesa con un innovador sistema de contrapesos. Su brazo articulado metálico a base de muelles se inspira en el mecanismo del brazo humano, manteniéndose tensionado y adaptándose a cualquier posición con estabilidad. 

2. Mantas, cojines, alfombras

Mullidas, suaves y kilométricas mantas, de inspiración mexicana, por ejemplo. Cojines para los sofás o para el dormitorio, mejor si son de lino. O alfombras. Las vinílicas son la última obsesión en tendencias de decoración: fabricadas en resistente PVC, son prácticas, antideslizantes, perfectas para los alérgicos y para pisos con mascotas, muy fáciles de limpiar y low cost.

No se rayan, no tienen límite de tamaño (suele ser a demanda) y las hay de todo tipo de diseños y materiales, algunos de ellos muy cálidos. ¿Las más chulas? Las que imitan los suelos de baldosas hidráulicas, habituales del hogar hasta los años 70. 

Y luego (se merecen mención aparte) están los kilims, alfombras artesanales tejidas a modo de tapiz de origen turco. Sus lanas naturales, vivos colores y motivos geométricos y étnicos aportan un maravilloso toque de exotismo que puede potenciarse superponiendo varios modelos, de varios tamaños, y jugando con ellas para crear distintos espacios. Apostamos por las pequeñas para las habitaciones y por las inmensas para el salón (todas las patas de los muebles, sobre ellas), una encima de otra, en diferentes direcciones.

3. Los zapatos de la novia

En la lista de regalos de toda novia no debe faltar un apartado reservado para las mejores amigas: quiénes mejor que ellas para ocuparse de determinados detalles. Por ejemplo, un batín o un camisón, de raso o de plumeti, o con motivos de terciopelo, para que se lo ponga justo antes de vestirse, mientras se prepara, mientras la maquillan y la peinan. O una corona de flores o un detalle para el recogido. O el ramo o los zapatos. Son decisiones muy personales que deben ser consultadas con la susodicha, pero en el caso del calzado hay grandes favoritos: unos Manolo Blahnik, unos Rockstud de Valentino, las sandalias Tribute de Yves Saint Laurent, unos bicolor de Chanel o el sofisticado e icónico modelo Lang de Jimmy Choo. Aquí, en dorado:

4. Una vajilla

«Las artesanales están muy de moda -señala Lorena-. Antes era lo típico que se les regalaba a nuestros padres en sus bodas y ahora vuelven, pero de otro rollo: lo nuevo de Vista Alegre y Bordallo Pinheiro, Sargadelos, La Cartuja... Y cosas tipo Veronica Moar, Los platos de Pan, Somos Bonjour...». 

Estas piezas son de la emblemática empresa irundarra Bidasoa, que echó el cierre hace ya casi diez años:

Estas, un poco más prohibitivas -pero asumibles entre varios-, de Vista Alegre, preciosas con sus motivos vegetales en menta y melocotón:

Y estas, fabulosas y tradicionales, de la firma de cerámica gallega Sargadelos: 

5. Un tocadiscos

Añaden al listado de regalos para novios los chicos de Huis Clos un tocadiscos con diseño vintage. El modelo Bermuda de Crosley, todo un icono de la cultura pop, llega integrado en una mesa auxiliar, pero puede separarse de sus estilizadas patas. El regalo puede completarse con una cuidada selección de discos -significativos para la pareja en cuestión- y un cajón antiguo de madera para almacenarlos.

6. Una estantería String

Este sistema modular de estantes fue ideado en 1949 por Nisse Strinnin. Hoy es un clásico del diseño nórdico. Es fácil de transportar y montar, y muy versátil (puede crecer infinitamente en todas direcciones y ser colocada en distintas posiciones y a diferentes alturas). Uno puede empezar por un básico de tres piezas e ir reproduciendo el montaje, como un Meccano. Permite también jugar con múltiples tonos cromáticos y añadir elementos: puertas de madera o cristal, cajones, mostradores... Quedan genial tanto en un garaje como en un dormitorio infantil o en un inmenso salón minimalista. Pero, sobre todo, son el sueño de cualquier amante de los libros.

7. Una cafetera Nespresso

Y no cualquier Nespresso. Ya que se trata de una ocasión especial, también la cafetera debería serlo. Proponemos tres: 

La Citiz. Pequeña y manejable, ideal para los rincones pequeños. Con bandeja ajustable (que permite tazas de todos los tamaños) y un encantador diseño.

La Maestria. Fue la primera que permitió regular la cantidad de café. Su depósito de cápsulas usadas puede contener hasta 15 cápsulas. Y es muy, muy bonita.

Y la Delonghi Lattissima. Lleva integrado el vaporizador de leche y se limpia sola en diez segundos. 

8. Una silla de diseño o un sofá.

Lorena se inclina por una silla vintage Ercol, pero también son muy apetecibles la Barcelona o un sillón Butterfly, por ejemplo. En cuanto a sofás, hay menos dudas: un Chesterfiel. También conocido como Chester, era un invitado fijo de los exclusivos clubs londinenses del siglo XIX. Rey del salón, elaborado en piel, es todo un símbolo de la artesanía y la elegancia británicas. Y además es comodísimo. Aquí, a tiro fijo.

9. Una nevera Smeg

Perfecto regalo para novios que vivan en un piso de hoy en día: más pequeños que grandes, devotos de los muebles y electrodomésticos de otra época, y aficionados (casi siempre por necesidad) a fusionar estancias como salones y cocinas. Estos coloridos y brillantes frigoríficos, de esquinas suaves, ovaladas, son casi siempre un capricho que convertido en regalo supone un acierto seguro. Hay quien incluso, de tan bonitas que son, decide colocarlas en pleno salón. ¿Dónde mejor para echar mano a un par de cervezas?

10. Un mueble bar

Una cómoda antigua o un aparador de diseño danés son otras opciones sugeridas por expertos en bodas. Pero, ¿y si «hacemos» un mueble bar para tomar unos buenos tragos en casa de la pareja en cuestión? Imprescindibles antaño en todo salón que se preciase, ahorran idas y venidas a la cocina y garantizan una despensa salvavidas. Por lo que pueda surgir. Es importante que sea un carrito o un mueble con fondo potente, que soporte peso y, mejor, si tiene ruedas. 

Podemos decantarnos por un mueble robusto, de madera, con bandeja, cajones y botellero, como este:

También por un carro vintage de abeto, con estantes con borde para evitar que se caigan vasos y botellas, como este:

O por una camarera de metal, como esta:

Y, después, llenárselo a los novios de licores, copas, posavasos y una cubitera