Hallan nueve millones de pesetas ocultos en una casa de Sober

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

SOBER

El hallazgo se produjo durante unas obras de rehabilitación del inmueble, que lleva muchos años deshabitado y está en una aldea sin vecinos

06 sep 2022 . Actualizado a las 08:15 h.

Una casa del municipio de Sober fue escenario del descubrimiento inesperado de una fortuna escondida en diferentes rincones durante unas obras de rehabilitación que lleva a cabo el actual propietario, que reside en Valencia y adquirió el inmueble hace algunos años. En una serie de hallazgos que se produjeron en distintos momentos mientras se realizaban los trabajos de restauración aparecieron cerca de nueve millones de pesetas —unos 54.000 euros—, aunque cerca de la mitad de esta cantidad ya no podrá ser cambiada, puesto que desde junio del 2021 el Banco de España no acepta canjes de la antigua divisa a la actual. Otra parte del dinero, que se descubrió antes de esa fecha, sí pudo ser cambiada a tiempo. Los billetes más recientes datan de finales de la década de 1970.

El dinero apareció guardado en una serie de botes de cacao repartidos en distintos puntos de la casa y de sus dependencias. Según indican algunos vecinos del municipio, una parte de los billetes también se había ocultado en una vieja máquina de sulfatar y se descubrieron cuando el actual dueño de la casa llevó a arreglar el aparato a un establecimiento local.

La casa en la que apareció el dinero se encuentra en la pequeña localidad de A Pousada —perteneciente a la parroquia de Millán—, que está deshabitada desde hace ya mucho tiempo. La vivienda se conoce tradicionalmente como Casa do Xentes. Su últimos habitantes fueron un vecino —conocido como Manuel do Xentes— y su esposa, que murieron sin descendientes directos y legaron la casa a una sobrina, quien años después la vendió al actual propietario, evidentemente sin saber que en ella se guardaba todo ese dinero.

Una vecina de una localidad próxima a la aldea de A Pousada, cuya familia tuvo trato con el matrimonio, señala que el hombre trabajó durante muchos años en una antigua fábrica de ladrillos y tejas de la parroquia de Canaval, perteneciente a el mismo municipio. «Tamén criaban algo de gando, pero que eu saiba non tiñan outros ingresos», explica. «Supoño que irían aforrando ese diñeiro pouco a pouco por se tivesen necesidade del máis adiante, pero por algún motivo non o quixeron gardar nun banco, como ten feito moita xente», añade.

Los últimos vecinos

La vecina recuerda asimismo que Manuel do Xentes y su mujer fueron los últimos vecinos de A Pousada, donde solo hay tres viviendas, una de las cuales se encuentra ahora en estado de ruina. La tercera vivienda, al igual que la Casa do Xentes, también lleva mucho tiempo desocupada.

El antiguo propietario de la Casa do Xentes falleció hace ya mucho tiempo. «Non recordo ben cando foi, pero se cada hai cerca de vinte e cinco ou trinta anos», dice la vecina. Después de su muerte, su mujer siguió viviendo durante años en la misma casa, donde era visitada regularmente por su sobrina —que no reside en el municipio— y mantenía trato habitual con vecinos de las localidades cercanas.

La viuda pasó a vivir más tarde en la residencia de la tercera edad de Sober, donde falleció hace unos años. Según comenta la vecina, en sus últimos años no podía valerse por sí misma y padecía de problemas de memoria. «Ao mellor foi por iso que non lle dixo á sobriña nin a ninguén máis onde estaban gardados os cartos, se é que ela chegou a saber onde estaban», agrega.

Una costumbre habitual en otros tiempos que da pie a numerosos descubrimientos

Los hallazgos de dinero oculto en antiguas casas son relativamente frecuentes en el rural gallego. Alfonso Campos, miembro de la asociación cultural O Colado do Vento y autor de varias publicaciones sobre la tradición oral de Sober, recuerda que con anterioridad se han producido hechos similares en diferentes lugares del municipio. «Cando meu pai traballou no arranxo dunha casa da parroquia de Proendos, ao desfacer unha parede apareceran no su interior moitas moedas xa vellas, incluso da época do rei Alfonso XII, que alguén deixara escondidas alí non se sabe cando», comenta. «Que aparezan cartos ocultos ao facer obras en casas vellas é algo bastante común», agrega.

Otro hallazgo que recuerda Alfonso Campos se produjo hace años en la antigua casa rectoral de esta misma parroquia, que entonces ya no servía como tal. «Durante un tempo a nosa asociación utilizou como local social unha parte da casa reitoral e cando fixemos unha limpeza apareceran uns feixes de francos suízos escondidos entre uns libros vellos, que era unha suma bastante importante de diñeiro», señala. Los billetes, según todos los indicios, habían pertenecido a un párroco —ya fallecido por entonces— que pasó una parte de su vida en Suiza.

La costumbre de ocultar dinero, dice asimismo Campos, no se limitaba a las casas. «Tamén había quen enterraba os cartos fóra da vivendas, gardados en recipientes. e teño escoitado contar casos de gardalos incluso nunha alvariza», apunta. «Iso era algo moi habitual no mundo tradicional e probablemente hoxe aínda quedará algunha xente que o siga facendo», concluye.