La Unión Bolíbar, la alternativa en el fútbol soberino de los ochenta

Luis Conde MONFORTE / LA VOZ

SOBER

CEDIDA

El equipo le disputó el trono a los favoritos, Doade y Neiras, en la liga por parroquias del municipio

14 dic 2020 . Actualizado a las 20:28 h.

El fútbol parroquial tuvo su protagonismo en la década de los ochenta en varios municipios de la comarca, entre los que destacó Sober. En este concello se organizó una liga parroquial que se mantuvo durante unos 10 años. Aquel campeonato destacó por la rivalidad y la intensidad con la que se vivían los partidos. Todos eran derbis.

Dos de los gallitos de aquella competición fueron el Doade y el Neiras, que pugnaban cada temporada por el título. Pisándoles los talones estaban el Canabal, el Sober y la Unión Bolíbar. Este último conjunto lo componían futbolistas de las parroquias de Bolmente y de Barantes. Precisamente, de la unión de los dos términos surgió el nombre del equipo.

«Nacemos na temporada 81-82 na Lama da Regueira. Alí repartimos as camisetas e cada un coseulle o número na súa casa. Chamábannos a Naranxa Mecánica, porque a nosa indumentaria era laranxa», comenta José Luis Campos, tesorero del Lemos, que jugó en aquel equipo.

Los partidos los disputaban como locales en A Carqueixa, donde juega ahora el Río Sil, pero también había campos en Canabal, Sober y Gundivós. Los futbolistas que formaron parte de aquella plantilla del Bolívar fueron: Sandoval, José Luis Campos, Carlos, Ovidio, Juan, Juan Carlos, Rafael, Arias, Pepe, Félix, Verao y Pepiño da Amadita. El entrenador era Guillermo Pérez.

«O primeiro ano rematamos na cuarta praza, e co paso das temporadas, o equipo foi campión. Gozabamos moito do fútbol, que era máis familiar, e todos os campos estaban a rebosar de público», añade Campos.

Al pasar los diez años, aquel campeonato dio paso a otras competiciones. De hecho, a finales de la década de los ochenta nació el Sober y poco después lo hizo el Río Sil. Algunos futbolistas del Bolíbar se incorporaron a estos equipos. «Daquela non adestrabamos, só nos xuntabamos para xogar», dice Campos.