Descubren en Ribas de Sil las ruinas de una iglesia renacentista olvidada

Francisco Albo
francisco albo QUIROGA / LA VOZ

RIBAS DE SIL

CARLOS RUEDA

Los vestigios están ocultos por la vegetación y solo unos pocos vecinos recordaban su existencia

20 jul 2018 . Actualizado a las 10:27 h.

Cerca de la carretera que une la capital municipal de Ribas de Sil con las localidades de Soutordei y Piñeira se han descubierto las ruinas de una iglesia o capilla de estilo renacentista cuya existencia solo era recordada por algunos vecinos de edad avanzada y cuya ubicación no conocía casi nadie. Los restos estaban ocultos por la maleza en un paraje boscoso conocido tradicionalmente como O Santo. El lugar fue visitado por el arqueólogo Iván Álvarez Merayo y el teniente de alcalde Roberto Castro, quien señala que el Ayuntamiento aún no ha decidido qué hacer con estos vestigios históricos.

Las ruinas fueron localizadas por unos jóvenes del municipio gracias a las indicaciones de Alejandrina Álvarez, una vecina de la localidad de Moredo que falleció recientemente con 104 años de edad y que fue durante mucho tiempo sacristana de la parroquia de Soutordei. El profesor Manuel Cao, autor de los libros Breve reseña histórica de Ribas de Sil y Breve/es historia/s de Ribas de Sil, había oído decir a algunos vecinos que en esta zona se encontraban los restos de una capilla, pero su situación era ignorada. En las cercanías se hallan los vestigios de una aldea abandonada que se llamó San Antonio, también muy poco conocida.

Aunque es poco lo que se conserva del desaparecido templo, todo indica que fue una construcción de notable importancia. La parte más visible son los restos de lo que parece ser la fachada, hecha de bloques labrados de granito con unas decoraciones que sugieren que la construcción data probablemente del siglo XVII. No se conoce ningún documento histórico que haga referencia a esta iglesia y no se sabe en que época fue abandonada. Cabe la posibilidad de que fuese derribada en la década de 1760, cuando el obispo lucense Juan Sáenz de Buruaga ordenó demoler algunas construcciones religiosas arruinadas, como la iglesia de San Mamede de Galegos, en O Saviñao.

Granito foráneo

Por otro lado, el granito con el que se construyó el edificio no es nativo de este territorio y se supone que pudo ser traído de Castro Caldelas -tal vez de la parroquia de Sas de Penelas- o de A Rúa. Las ruinas se hallan a pocos pasos de distancia de un camino que lleva a un importante conjunto de sequeiros de castañas abandonados -situado a unos quinientos metros- que pertenecen a vecinos de Castro Caldelas. En el entorno hay viñedos cultivados por vecinos de Soutordei.

Roberto Castro apunta que el hallazgo de estas ruinas «foi unha sorpresa, porque aínda que a súa existencia era coñecida por algúns veciños, ninguén era consciente da súa importancia». El gobierno local -añade- está «pedindo consellos sobre o que se pode facer con estes vestixios» y considera que «sería interesante realizar unha investigación sobre as súas orixes ou polo menos limpar e sinalizar o lugar».