En sus clases, los alumnos aprenden a pintar y dibujar con diversas técnicas: acrílico, óleo, pastel, carboncillo... «También puedo enseñar a pintar acuarelas, pero esa técnica de momento no le interesó a ningún alumno», señala la artista. Los cuadros se basan en bocetos que les facilita la profesora y en otros que llevan los propios niños. «Pero en todos los casos son ellos los que eligen lo que quieren hacer», dice Iglesias. En cuanto a la temática —añade— «suelen ser escenas oníricas, representaciones de sueños, paisajes o figuras de animales, pero también trabajamos con motivos abstractos o geométricos, inspirándonos en obras de Kandinsky y de otros artistas». Entre los alumnos de Sara Iglesias hay una niña con síndrome de Down —llamada Ledicia—, que requiere una atención especial. «A ella le dedico media hora de clase en exclusiva y el resultado es más que satisfactorio, cuando pinta veo que lo que hace cada vez mejor», dice.
La artista cuenta además con alumnos adultos e imparte clases de pintura a una decena de niños de Ribas de Sil. En la capital del municipio vecino también organiza exposiciones con los trabajos realizados en sus clases que —al igual que en Quiroga— hubo que suspender durante dos años a causa de la crisis sanitaria. Tras este parón, la primera muestra pictórica de sus alumnos se llevó a cabo coincidiendo con la Festa da Cereixa e do Aceite, que se recuperó a principios de este mes