Los incendios de Ribas de Sil causaron graves daños en la vegetación autóctona

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

QUIROGA

El fuego devastó una ladera de un monte que estaba colonizada por rebollos o cerquiños. La imagen está tomada desde la carretera que lleva a Vilar de Lor, en el municipio de Quiroga
El fuego devastó una ladera de un monte que estaba colonizada por rebollos o cerquiños. La imagen está tomada desde la carretera que lleva a Vilar de Lor, en el municipio de Quiroga JAVIER GUITIÁN RIVERA

El biólogo Javier Guitián considera que la afectación ha sido entre media y alta, debido a las pérdidas biológicas y al impacto en el paisaje

17 sep 2021 . Actualizado a las 19:54 h.

Las estimaciones de la Consellería de Medio Rural indican que una gran parte de los terrenos arbolados quemados en los incendios forestales que se propagaron la semana pasada por los municipios de Ribas de Sil, Quiroga y A Pobra do Brollón estaban cubiertos de plantaciones de pinos. Pero el fuego causó también un considerable daño a la vegetación autóctona, según Javier Guitián Rivera, catedrático de biología vegetal de la Universidade de Santiago, que investiga desde hace décadas la flora de la sierra de O Courel. «Por suerte no ardieron grandes masas de frondosas, pero el fuego afectó a muchas comunidades vegetales de menor tamaño que tienen un gran valor biológico», dice Guitián, que esta semana examinó sobre el terreno la áreas incendiadas.

Entre los daños más importantes sufridos por la vegetación silvestre, el biólogo señala la pérdida de numerosos ejemplares de especies como el rebollo o carballo cerquiño (Quercus pyrenaica), la encina y el madroño. Guitián señala que el fuego también afectó a varias matas forestales de pequeña extensión en vaguadas formadas por arroyos que bajan por las laderas, donde crecen árboles como los fresnos y los sauces, junto con numerosas especies de plantas. «Estas manchas de vegetación tienen un importante papel ambiental porque retienen las aguas de los arroyos y protegen los suelos», explica.

Zona de transición

Las zonas quemadas en los incendios, señala Javier Guitián por otro lado, ofrecen un especial interés medioambiental porque pertenecen a un territorio de transición entre la vegetación atlántica y la mediterránea donde conviven numerosas especies pertenecientes a ambas áreas biogeográficas. «Se ha quemado también mucho matorral de tipo mediterráneo que se puede regenerar si se dan unas condiciones adecuadas, pero está por ver qué pasa con la degradación de los suelos en esas zonas, porque en muchos de los sitios que vi el terreno quedó totalmente calcinado», dice. «Si se toman medidas para frenar la erosión en las zonas de pendiente que quedaron sin cubierta vegetal hay que hacerlo con la máxima urgencia, porque creo que hay un riesgo muy importante de que las lluvias produzcan arrastres de tierra y ceniza, y de que los terrenos queden muy empobrecidos», agrega.

El biólogo apunta por otro lado que «los técnicos de Medio Rural han dicho que el nivel de afectación del incendio es bajo, pero a mi parecer la afectación debe ser considerada entre media y alta, teniendo en cuenta la gran extensión de la zonas quemadas, las pérdidas biológicas y el impacto en el paisaje, que ha sido tremendo».

 

Un siniestro que culmina una «temporada desastrosa» en la comarca quiroguesa

Los graves incendios forestales de la semana pasada, señala Javier Guitián, han completado «una temporada desastrosa» desde el punto de vista medioambiental en el conjunto la comarca de Quiroga. «Hay que recordar que lo que acaba de pasar estos últimos días viene a sumarse a los incendios que hubo hace unos meses en la sierra de O Courel, en las zonas de Meiraos y Ferreirós de Abaixo, donde también hay grandes extensiones calcinadas», comenta.

Los siniestros de este año, en opinión del biólogo, son una muestra de lo que puede ocurrir en las montañas del sur lucense en los próximos años si no se adoptan unas medidas de prevención adecuadas. «Tal como yo veo la cosa, la combinación de sequías y baja humedad, unida a una vegetación muy seca y al abandono de las áreas rurales y la gestión de los bosques, permite predecir un alto riesgo de sufrir grandes incendios debido al cambio climático», apunta.

Barreras de frondosas

Para evitar que esto llegue a suceder, a su juicio, «hay que regular los monocultivos forestales en esas zonas ‘calientes' y establecer barreras con vegetación de frondosas» en toda la zona de influencia bioclimática mediterránea. «El incendio de Ribas de Sil y Quiroga puede servir para empezar a tomar ese camino», concluye.