El rosetón de Santo Estevo de Ribas de Miño se despide de los vitrales coloreados

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

O SAVIÑAO

Los nuevos vidrios del rosetón de la fachada principal de la iglesia de Santo Estevo de Ribas de Miño no tienen ningún color, al contrario que los anteriores
Los nuevos vidrios del rosetón de la fachada principal de la iglesia de Santo Estevo de Ribas de Miño no tienen ningún color, al contrario que los anteriores ROI FERNÁNDEZ

Las obras de rehabilitación de la conocida iglesia románica de O Saviñao han supuesto un importante cambio en su imagen

29 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Para esta semana está prevista la finalización de las obras de restauración que se han ejecutado desde diciembre del año pasado en la iglesia románica de Santo Estevo de Ribas de Miño, en el municipio de O Saviñao. Con los trabajos ya prácticamente terminados, el aspecto del templo ha experimentado un importante cambio que llama inmediatamente la atención de quienes lo habían visitado con anterioridad. En el gran rosetón que se abre en la fachada sobre la puerta principal de la iglesia han desaparecido los vidrios de varios colores -rojo, amarillo, verde, violeta- que estuvieron cubriendo los huecos durante mucho tiempo. Los nuevos cristales que se acaban de colocar en el rosetón no tienen ahora ningún color.

La sustitución de los vidrios del rosetón fue autorizada por César Carnero, que acaba de dejar el cargo de delegado de patrimonio histórico del obispado. «Decidiuse facer este cambio porque eses cristais de cores non eran antigos, senón que foron instalados nunhas obras de rehabilitación que se fixeron no seu día na igrexa, non hai aínda moitos anos», explica. Estos elementos fueron añadidos aproximadamente a finales de la década de los setenta. «Aparte de non ter un carácter histórico, estes vidros coloreados producían un efecto distorsionante nas superficies do interior da igrexa cando a luz pasaba a través deles», dice asimismo Carnero.

Fabricación artesanal

Los nuevos vidrios, de fabricación artesanal y sin coloración alguna, ya no producen ese efecto y a juicio de Carnero, son más acordes con el valor artístico e histórico de la iglesia, considerada como uno de los elementos más notables del patrimonio histórico de la Ribeira Sacra. «A igrexa sairá gañando moito ao estar iluminada unicamente con luz natural, sen esa coloración que non a favorecía», apunta.

Por otro lado, César Carnero señala que los espacios huecos de la gran ventana ornamental no estuvieron tapados originalmente con vidrios, ni coloreados ni incoloros, aunque una tradición local dice que los vecinos los rompieron a pedradas -en algún momento indeterminado del pasado- por creer que sus reflejos tenían un efecto nocivo sobre las mujeres embarazadas. «Non é máis que unha lenda que non ten ningunha base histórica, porque nese espazo non había orixinalmente ningún vitral», dice. Según afirma, diversos documentos históricos muestran que el rosetón estuvo cubierto por unas contraventanas de madera de castaño, de grandes dimensiones, instalados en la parte interior de la fachada. «Esa solución utilizouse en tempos noutras igrexas que tiñan espazos ocos nos muros exteriores para impedir que entrase a chuvia», explica.

Por otro lado, César Carnero considera que habría sido de gran interés que estas contraventanas de madera se hubiesen conservado hasta la época actual, aunque fuese en mal estado. «Iso serviría para saber como eran exactamente e ata podería facerse unha réplica aínda que estivesen moi deterioradas e non se puidesen restaurar», opina. «Desde o punto de vista histórico e artístico, sería moi interesante conservar unha mostra do sistema que se empregou tradicionalmente para protexer os rosetóns e outras aberturas exteriores nas igrexas», agrega.

Una de las dos intervenciones en curso en el románico local

Santo Estevo de Ribas de Miño es una de las dos iglesias románicas de O Saviñao en las que se han ejecutado este año obras de rehabilitación. La otra es la de San Paio de Diomondi, aunque en este caso los trabajos no han afectado directamente al templo, sino al antiguo palacio obispal adosado a él, que está siendo transformado en un albergue para peregrinos del Camino de Invierno. Las dos intervenciones corren a cargo de la Consellería de Cultura. Las obras de Diomondi también se acercan a su fin.