Una supuesta talla
A unos quince metros del dolmen, monte abajo y en línea recta, hay una serie de afloramientos rocosos de granito. Uno de ellos presenta una curiosa forma en la que algunos visitantes han creído ver tallada la cabeza de un animal, más concretamente una serpiente. Hasta ahora no se ha realizado un estudio arqueológico para determinar si esta figura es natural o artificial.
A la izquierda del dolmen, a unos 150 metros de distancia, se encuentra el castro de Leira Rapada. Consiste en un asentamiento de forma circular, con un diámetro aproximado de 85 metros en su parte más ancha. Lo rodea una muralla muy deteriorada, circudada a su vez por un terraplé -en algunos tramos de origen natural- con caídas verticales que llegan a quince metros de altura. En la parte más vulnerable del castro, la orientada al este, se construyó un parapeto de unos seis metros de altura. En la parte norte, el terreno fue ampliado con aterrazamientos. En el interior de la acrópolis se encontraron restos de cerámica y piedras que posiblemente fueron utilizadas como contrapesos en antiguos telares.