«Hai moita xente maior, e moitos teñen medo»

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

O INCIO

Manuel Rodríguez, vecino de Forcados, este viernes en Escairon, a donde solo va al banco y a hacer la compra
Manuel Rodríguez, vecino de Forcados, este viernes en Escairon, a donde solo va al banco y a hacer la compra CARLOS CORTÉS

La vida en los lugares más pequeños lleva una semana animándose, pero con cuidado

09 may 2020 . Actualizado a las 20:09 h.

En el sur de la provincia de Lugo no hay más que dos municipios con más de 5.000 habitantes: Monforte y Chantada. Todos los demás están por debajo, así que la decisión de suavizar el confinamiento y dejar sin efecto las franjas horarias por edades para el paseo diario tiene una incidencia muy limitada y solo en las parroquias limítrofes con esas dos poblaciones. En esos sitios, el cambio se empezó a notar hace días, primero cuando empezaron a salir los niños y, sobre todo, con los primeros paseos de adultos y mayores. Fue el pasado sábado, el día 2, cuando vecinos como José Luis de la Fuente y Aurora Tarrio empezaron a sentirse libres de asomarse juntos a la calle por primera vez en dos meses.

Este matrimonio de jubilados de Bóvda paseaban este viernes a media mañana al lado de la carretera que une esta localidad con el vecino municipio de A Pobra do Brollón. Los dos respetaron escrupulosamente el confinamiento y hasta el pasado fin de semana no habían salido juntos de casa. Empezaron a hacerlo cuando se pudo y cada uno con su mascarilla, para reducir riesgos y aunque no sea obligatorio ponérsela al aire libre. Su paseo suele ser siempre el mismo e incluye una salida a la carretera para volver enseguida al pueblo por el paseo del río Mao. «Non nos leva moito tempo -explican entre los dos-, pero válenos para tomar un pouco o aire os dous xuntos, que falta facía».

José Luis de la Fuente y Aurora Tarrio, en su paseo matinal por los alrededores de Bóveda
José Luis de la Fuente y Aurora Tarrio, en su paseo matinal por los alrededores de Bóveda CARLOS CORTÉS

A 12 kilómetros de Bóveda, en A Cruz do Incio hai actividad este viernes por la mañana en el parque que está en medio del pueblo. Dos obreros están terminando de colocar unas casetas que el Ayuntamiento cede a los dos establecimientos de hostelería de la localidad para facilitarles la vuelta a la actividad después de estos dos meses de cierre forzoso. Este lunes podrán abrir los bares, pero solo con terrazas y separación entre mesas.

Seguro que son un empujón de actividad importante, porque con la emergencia sanitaria en O Incio solo hay tres sitios abiertos: el supermercado, la carnicería, el almacén de piensos y la farmacia. En el supermercado, Puri Fuente atiende un flujo de clientes lento pero continuo. «Las cosas cambiaron a principios de esta semana, ya se ve más gente», dice.

Puri Fuente Maceda atiende a un cliente este viernes en su supermercado en O Incio
Puri Fuente Maceda atiende a un cliente este viernes en su supermercado en O Incio CARLOS CORTÉS

El mismo viernes que en O Incio le preparaban el terreno a sus bares, en Escairón volvía la feria, la primera en dos meses. En la capitalidad del municipio de O Saviñao hay dos ferias al mes a la que suelen ir treinta puestos de venta ambulante. En esta hubo tres, una vendedora de plantas de huerta de Monforte y dos panaderos de Palas de Rei.

Mercedes Armada es la de las plantas y dos días antes había sido uno de los dos únicos vendedores en la feria de Monforte. «Es que yo solo vendo en la época de plantaciones en la huerta -dice-, son solo unas semanas y tengo que aprovechar lo todo». A su lado los panaderos Irene Valín y Fernando Valín esperan de brazos cruzados. «Hai pouca xente, pero é que tampouco avisaron con tempo», dice él. Efectivamente, el Ayuntamiento de O Saviñao anunció que volvía la feria con solo un día de antelación. Hasta esta semana había dudas sobre si estaban permitidas, así que apenas hubo tiempo de reacción.

Yolanda Losada compra plantas de huerta a Mercedes Armada en la pequeña feria que se celebró este viernes en Escairón
Yolanda Losada compra plantas de huerta a Mercedes Armada en la pequeña feria que se celebró este viernes en Escairón CARLOS CORTÉS

Yolanda Losada fue una de las pocas que se acercaron a comprar en esta miniferia. Tiene su puesto de trabajo en un centro terapéutico en Monforte, está en un ERTE y ha pasado el confinamiento en su casa con sus tres hijos. En cuanto pudo, los sacó de paseo. Celebra vivir en un lugar en el que no hay que atenerse a franjas horarias. A ella también le parece que el gran cambio se nota en Escairón desde principios de esta semana, cuando empezaron a poder salir también los adultos.

Adultos como Manuel Rodríguez, que vive en la aldea de Forcados y solo se desplaza para venir a Escairón al banco, al supermercado o a por productos para su huerta. «A verdade é que un recela, e é normal porque aínda esta mañá -contaba este viernes a un paso de la feria- oín pola radio que as 400 probas que se fixeron estas semanas en Monforte deron todas negativo, non pasou a enfermidade ninguén». Lo corrobora Diego Díaz, un transportista que hace cola para que lo atiendan en la farmacia, en la plaza en la que se celebra la feria: «Aquí hai moita xente maior e moitos teñen medo».

Sdeem Taib y Tomás Teijeiro, en la terraza vacía del hotel O Ruso, en Escairon
Sdeem Taib y Tomás Teijeiro, en la terraza vacía del hotel O Ruso, en Escairon CARLOS CORTÉS

En Escairón hay colas en la farmacia, en los bancos, en la gasolinera... Se ve actividad y gente por la calle, casi todos con mascarilla. No la llevan ni Asdeem Taib ni Tomás Teijeiro. Los dos charlaban este viernes frente al restaurante O Ruso. Tomás de pie y Asdeem sentado en la terraza, que tiene las mesas puestas aunque nadie se haya tomado nada allí desde mediados de marzo. Asdeem, que trabaja en una granja, explica por qué están tan aparentemente relajados. «Este é un sitio pequeniño e con pouca xente, non nos xuntamos moito».