
Un libro editado por la Fiscalía General del Estado recupera la historia olvidada del juez y fiscal Francisco Javier Elola
04 mar 2024 . Actualizado a las 12:28 h.En la Facultade de Dereito de la Universidade de Santiago se presenta este viernes —a las 12.00 horas— el libro En memoria de Francisco Javier Elola, dedicado a un jurista y político monfortino que desempeñó un importante papel en la Segunda República y fue fusilado en 1939 tras haber instruido en Madrid la causa contra los responsables locales del golpe de Estado que desembocó en la Guerra Civil. Nacido en Monforte en 1877, Elola es poco recordado hoy en su ciudad natal aunque la web de la fundación Colegio Nuestra Señora de la Antigua le dedica una ficha biográfica en una sección sobre antiguos alumnos del colegio Escolapios, donde cursó estudios.
El libro sobre Elola —editado por la Fiscalía General del Estado— fue preparado por los magistrados Ramón Sáez Valcárcel y José Ricardo Prada Solaesa, la investigadora María Torres Celada y los historiadores Antonio Míguez Macho y Lourenzo Fernández Prieto. «O obxectivo da publicación —comenta este último— é sacar do esquecemento a alguén que foi moi importante pola súa actuación como xurista e político, e tamén porque foi un dos responsables da elaboración do estatuto de autonomía de Galicia de 1936, que é algo que nunca se recorda».
Según explica Fernández Prieto, Francisco Javier Elola y Díaz Varela era hijo de una monfortina y de un músico vasco que se había trasladado a Galicia para trabajar con el compositor pontevedrés Reveriano Soutullo. Después de estudiar en el colegio Escolapios, cursó la carrera de Derecho en la Universidade de Santiago, donde se licenció en 1903. Dos años después aprobó las oposiciones a fiscal y juez. En 1923, cuando se acababa de instaurar la dictadura de Miguel Primo de Rivera, fue nombrado vocal de la Junta Organizadora del Poder Judicial y un año más tarde asumió el cargo de juez del distrito madrileño de Chamberí. En 1929 participó como representante español en varios congresos internacionales penales celebrados en Francia, Bélgica y Hungría.
Etapa republicana
Tras el cambio de régimen, Francisco Javier Elola fue nombrado fiscal general de la República el 31 de mayo de 1931 a pesar de sus anteriores vínculos con la dictadura de Primo de Rivera. Exactamente dos meses después, el 31 de julio, dejó este cargo para ser nombrado magistrado del Tribunal Supremo. En las elecciones generales de ese año —celebradas en dos vueltas, en julio y noviembre— fue elegido diputado por la provincia de Lugo en las filas del Partido Republicano Radical, liderado por Alejandro Lerroux.
Dentro de su actividad como parlamentario, el jurista monfortino tomó parte en los debates sobre la organización del poder judicial, pero sus posiciones lo enfrentaron con su propio partido, que acabó por abandonar, y no concurrió a las siguientes elecciones generales de 1933.
En agosto de 1936, ya iniciada la Guerra Civil, Elola fue nombrado presidente de la sala tercera de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo. En septiembre de ese año, en calidad de juez especial, instruyó la causa por la insurrección en los cuarteles e instalaciones militares de Madrid. En octubre de 1937 fue trasladado a Barcelona, donde se encontraba al acabar la guerra. «Por algún motivo non acompañou ao exilio ao Goberno republicano de Valencia e foi feito prisioneiro polos franquistas», dice Fernández Prieto.
Juicio sumarísimo
Los sublevados sometieron a Elola a un juicio sumarísimo en el que fue condenado a muerte bajo la acusación, entre otras, de estar implicado en la muerte del general Joaquín Fanjul, fusilado en Madrid en agosto de 1936 por haber participado en la insurrección militar. El magistrado, sin embargo, había sido apartado de su cargo de juez especial instructor por admitir unas pruebas presentadas por Fanjul y en la instrucción de esta causa se ciñó en todo momento a las formalidades legales.
«No xuízo sumarísimo declararon ao seu favor varias persoas que foran os seus subordinados», señala a este respecto el historiador. Entre ellos se encontraba José Castán, futuro presidente del Tribunal Supremo franquista y conocido por sus extensos trabajos sobre derecho civil, muy utilizados durante décadas en las universidades. Pese a ello, Francisco Javier Elola fue fusilado en Barcelona el 12 de mayo de 1939 junto con el general y jurista republicano Fernando Berenguer.
Un magistrado de ideas conservadoras que dictó sentencias consideradas muy avanzadas para su época
El libro En memoria de Francisco Javier Elola fue presentado primeramente el pasado noviembre en la sede de la Fiscalía General del Estado en Madrid. En la presentación de la obra intervino la secretaria técnica de esta institución, Ana García León, quien calificó a Elola como un «insigne jurista ejecutado por haberse mantenido fiel a sus ideas hasta el final de su vida», señalando que hasta ahora su figura «no había sido rescatada, aunque llevamos 45 años de restauración de la democracia en nuestro país».
La obra fue coordinada y prologada por el fiscal César Estirado de Cabo, quien afirmó en esta presentación que la sentencia por la que se condenó a muerte a Elola «no tiene naturaleza jurídica» y que se utilizó como un instrumento represivo para «asesinar a quienes defendieron la legalidad». Estirado resaltó además el papel del monfortino como difusor en España de las ideas del jurista y filósofo austríaco Hans Kelsen y la atención que prestó a las nuevas corrientes jurídicas de su época, «impulsando la jurisdicción contencioso-administrativa y la social y laboral».
El coordinador del libro apuntó asimismo que a pesar de ser de ideas conservadoras, Elola dictó sentencias de un tipo considerado muy avanzado para su época, como las que impedían los desahucios de inquilinos de viviendas de alquiler que no podían pagar las rentas y las subidas anuales que pretendían establecer los propietarios. Estirado lo describió además como «un verdadero referente para jueces y fiscales» por «atenerse estrictamente a los hechos y a las leyes, sin dejarse interferir por las creencias, preferencias políticas o mentalidad de los justiciables».
La investigadora María Torres, coautora del libro, calificó por su parte a Elola como «uno de los magistrados más brillantes de la República». En el acto participó también José Ricardo Prada, magistrado de la Audiencia Nacional, quien lo definió como un «juez transversal a todos los sistemas políticos que trabaja firmemente para que la Justicia vaya por mejores derroteros».