Voluntarios de Siéntete: «Hay que perderle el miedo a la discapacidad y a decir que no»

SANDRA BLANCO / L. D. MONFORTE / LA VOZ

MONFORTE DE LEMOS

Andrea López y Adrián Vázquez son los creadores de Siéntete
Andrea López y Adrián Vázquez son los creadores de Siéntete LUIS CONDE

Dos monfortinos llevan varios años organizando campamentos de verano para niños con necesidades especiales

08 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Adrián Vázquez y Andrea López son dos voluntarios del campamento Siéntete, una iniciativa que nació en el 2017 en Monforte en colaboración con la asociación Ruliños. El objetivo principal es ofrecer a los niños con necesidades especiales un lugar de ocio para pasar el verano. Pese a que en la primera edición solo fueron diez niños, estos dos monitores quisieron seguir adelante con su proyecto lúdico y educativo. El campamento cuenta con toda clase de actividades, desde equinoterapia y surf hasta acampadas. Una peculiaridad es que hay un monitor por cada niño con discapacidad. La edición de este año se celebró entre el 17 y el 21 de julio.

Pregunta. ¿Por qué el campamento es solo para niños con diversidad funcional?

Andrea López. Porque los campamentos de verano no suelen tener cabida esos niños. Es una alternativa de ocio para aquellos niños con necesidades especiales que quieren ir de campamento y les dicen que no. Hoy en día, por suerte, esto cambió porque este año entraron todos los niños con necesidades en el campamento del Ayuntamiento de Monforte. Pero otros años no fue así. Así que nosotros ofrecemos este campamento para aquellos niños con necesidades y que les dicen que no en otros lugares.

Adrián Vázquez. Este año muchos niños que han venido a nuestro campamento también han accedido a otros que oferta el ayuntamiento. Nosotros, tanto este año como en años anteriores, nos juntamos con otros campamentos de la zona. Por ejemplo, este año hemos hecho actividades complementarias con los ayuntamientos de Sober y de Pantón, donde no hay niños con necesidades especiales. Ahí sí que trabajamos la integración y la inclusión.

P. ¿Qué papel desempeñan los voluntarios?

A. L. Los monitores, que vienen como voluntarios, desempeñan el papel de acompañar a los niños durante toda la experiencia. Cubrimos sus necesidades básicas, aparte de incluirlos y ayudarlos a acceder a las actividades. Por ejemplo, hay actividades que requieren de una persona que esté a su lado, como es el surf con niños de movilidad reducida. Buscamos voluntarios que tengan conocimiento sobre estos niños y sobre las necesidades. Por eso siempre vienen profesores, pedagogos o educadores sociales.

P. ¿Cómo se trabaja con un niño con necesidades especiales?

A. L. Pedimos a los padres un diagnóstico del niño, les preguntamos qué necesidades tiene y cómo podemos trabajarlas. Es decir, qué aspectos de autonomía no tiene. Pero lo fundamental es apoyo y cariño. Con eso los niños ya tiran. Hay voluntarios que acabaron una carrera o un ciclo, que nunca han tenido contacto con niños y que con esas dos pautas lo han sacado adelante.

A. V. Al final esos voluntarios se dan cuenta de lo que quieren estos niños es lo mismo que quieren los niños sin necesidades, que es divertirse, pasarlo bien, atención y cariño. Una vez que les das eso, después se trata de disfrutar y de tener en cuenta esas pequeñas peculiaridades que puede tener cada niño.

P. ¿Dificulta su labor tener a niños con distintos tipos de discapacidad?

A. L. El problema no es la discapacidad. Estos niños necesitan unos recursos que si se los ofreces todo va a ir bien. No nos dificulta tener niños con distintos tipos de discapacidades, sino tener muchos niños y muchos monitores. Porque al final es difícil trasladar a un grupo de cincuenta personas. Pero las necesidades no implican una dificultad a mayores.

P. ¿Qué diferencia hay entre integración e inclusión?

A. L. Intentando integrar e incluir segregan más al niño porque remarcan sus necesidades especiales. Yo creo que hay que ver a todos como niños. Si tienen una necesidad, hay que poner recursos económicos, que muchas veces es el problema, los materiales y el personal necesarios para que esa necesidad quede igualada a los demás.

A. V. Desde mi punto de vista, no es el niño el que se tiene que adaptar al resto. Es la sociedad la que se tiene que adaptar a las necesidades de las personas y en ese momento es cuando va haber una inclusión real.

P. ¿Qué les proporciona a los niños el campamento Siéntete?

A. L. Recursos, tanto económicos como personales. Si a los niños con necesidades se les proporciona esto, están a la par que cualquier otro. Se vio en el campamento de Sober, cuando se mezclaron todos los niños. Ahí sí que no había distinción.

P. ¿Cuántos niños participaron este año?

A. V. Veintiséis. Este año contamos con veinticuatro monitores. Es decir, que dos niños compartieron monitor.

P. ¿Reciben ayudas para estas actividades?

A. L. Sí. El campamento Siéntete se subvenciona con la ayuda de la asociación Ruliños, que es la promotora. Esta entidad lo cubre con las cuotas de sus socios y con las donaciones de algunos particulares. Además este año recibimos ayuda de Obra Social La Caixa, que fue muy importante, ya que sufragó la mayoría de los gastos.

P. ¿Creen que los centros educativos trabajan para promover la igualdad de oportunidades?

A. V. Yo creo que todos los centros educativos deberían trabajar por la igualdad de oportunidades de los niños. Pero no solo los centros educativos, sino toda la sociedad. En todos los ámbitos, bien sea el ocio, la educación o la sanidad, deberían tener las mismas oportunidades. No puede ser que los niños con necesidades tengan limitado el ocio en verano o las actividades extraescolares durante el curso.

A. L. Muchas veces la barrera con la que se encuentran los profesores o los monitores es la falta de recursos económicos y personales. En cuanto a los centros públicos, creo que los recursos son insuficientes y que deberían ser más. Sin embargo, se lucha y se intenta avanzar por ello. Lo que no se puede hacer es decirle a una familia que no se admite a un niño con necesidades porque no le sale rentable al centro. Una empresa, pública o privada, debe ofrecer las mismas oportunidades a todos los niños y si no hay los recursos necesarios, no se podrá ofrecer dicha actividad.

P. Para otros campamentos de verano faltan monitores. Sin embargo, el suyo cuenta con uno por cada niño. ¿Cómo lo consiguen?

A. L. La pregunta es: «¿no hay monitores o no se quiere gastar dinero?». Yo creo que es más un obstáculo económico que de personal. Porque nosotros conseguimos reunir a veinticuatro personas formadas que vienen gratis una semana sin pedir nada a cambio, solo para que esos niños se lo pasen bien. Si nosotros conseguimos eso, ¿no lo van a conseguir los concellos y esos campamentos a los que hay que pagar para ir?

P. ¿Qué objetivos quieren cumplir a largo plazo?

A. L. El objetivo es que los niños den un paso más en su autonomía, que sus padres tengan un respiro familiar. De estos dos objetivos ya podemos ver algo. También que superen esas dificultades a las que se enfrentan. En cuanto al objetivo fundamental, es que el campamento se hizo para demostrarle al mundo que si se ponen los recursos necesarios, las cosas funcionan y fluyen. Hay que perderle el miedo a la discapacidad y a decir que no.