La corta vida del puente de hierro que terminó en el fondo del Cabe

felipe aira MONFORTE

MONFORTE DE LEMOS

ARCHIVO F. AIRA

El abandono que sufrió tras su apertura en 1904 motivó que se derrumbase sin cumplir medio siglo

11 jun 2020 . Actualizado a las 17:42 h.

Corrían los primeros años del siglo XX y el entonces alcalde de Monforte Emilio Mazaira Beltrán estaba ansioso de materializar una obra que estaba seguro cambiaría la fisonomía y el día a día de la ciudad. Aquel ambicioso proyecto consistía en la construcción de un nuevo puente sobre el río Cabe. Para ello, estaba en constante comunicación con Guillermo de Osma, diputado a Cortes por el distrito. En febrero de 1904, unos meses antes de inaugurarse el puente de Hierro, se informa a la corporación municipal de «las cartas recibidas del Diputado a Cortes por este distrito, en las que incluyen otras del Sr. Director de Obras Públicas y Ministerio del Ramo, así como del contratista del puente metálico sobre el río Cabe en la Carretera de Lalín por Chantada».

Las pruebas previas a su entrada en funcionamiento se habían demorado por causas ajenas a la voluntad de los responsables del proyecto. «Han de verificarse en el mes próximo para abrir al servicio público dicho puente, y la Corporación acuerda consignar la satisfacción con que ve la inauguración del mismo en breve plazo», se indicaba en aquel documento municipal.

Finalmente fue inaugurado en el año 1904, siendo reivindicado por el alcalde Emilio Mazaira Beltrán como uno de los grandes logros del mandato. La actual avenida de Galicia fue rotulada por primera vez con el nombre de avenida de Guillermo de Osma y Scut precisamente por las gestiones que había realizado para que Monforte tuviese un segundo puente urbano.

Oxidado y sin tornillos

Como consecuencia de la falta de mantenimiento, el puente de hierro sufriría con el tiempo un paulatino deterioro. Ese abandono queda patente en las actas de diversos plenos del ayuntamiento y en publicaciones de la época. Las denuncias sobre su mal estado se suceden. Se dice que estaba oxidado, sin pintar, con tornillos flojos o sin reponer. Fue el motivo de que acabase por venirse abajo en el año 1952, quedando su maltrecha estructura, depositada en las aguas del Cabe.

Acuerdos plenarios y diversos documentos custodiados en el archivo municipal monfortino informan del mencionado abandono. Semanas antes de venirse abajo, se había cortado al tránsito de personas y vehículos, temiendo su caída. Fue por ello por lo que no se produjeron víctimas como consecuencia de ese lamentable suceso, pese a que el puente se encontraba en una de las zonas más transitadas de la a población.

«Esta es la graciosa silueta del Puente Nuevo, impar corona de hierro para la belleza del río Cabe en este paraje. Porque no en balde el agua del Cabe es hija del hierro -brota en las férreas venas de las montañas del Incio- y en su cauce ferruginoso se templaban espadas que igualaban a las toledanas. Este puente, al que los monfortinos llamamos todavía Nuevo porque los nombres no envejecen, ha envejecido sin embargo… La incuria ha dejado pudrir su viguería; las verjas por las que de niños mirábamos hacia el río florecido de barcas, fueron víctimas de la herrumbre, y el puente ha sido clausurado. Por eso este comentario tiene el tono de un responso de una sentimental despedida», se lee en una publicación local de 1950.

Solo un año después de su caída se realizaba la prueba de carga del nuevo viaducto

En 1953, solo un año después del desplome del puente de hierro y gracias a las gestiones del entonces alcalde de Monforte, Luis Rey Mariño, se levantaba un nuevo puente sobre el Cabe en ese mismo lugar. Posiblemente fuese más funcional que el anterior, pero carecía de la elegancia y la singularidad de su predecesor. Al puente de Hierro también se le denominaba mientras permaneció en pie puente nuevo, el mismo nombre que recibiría el que se levantó con posterioridad y que aún hoy conserva esa denominación.

El puente nuevo fue inaugurado en octubre de 1953. Las pruebas fueron presentadas por el ingeniero de la Jefatura de Puentes y Estructuras y encargado de obras, Tomás Muro Vilaseca; el ingeniero ayudante, Francisco Pérez-Serrano y el contratista, Eloy Redondo. Asistió a las mismas el alcalde que a la sazón era procurador en Cortes, además de otras autoridades y mucho público local.

Banquete popular

Sobre el puente que sustituía a la anterior estructura metálica y durante ocho horas fueron colocados doce grandes camiones cargados y gran cantidad de sacos de arena con un peso aproximado de 180 toneladas. Los resultados registrados en aparatos de previsión fueron altamente satisfactorios, según las crónicas de la época. Luego se celebró un banquete popular organizado por un grupo de entusiastas monfortinos. Se procedió a la bendición del mismo y por la tarde y noche se celebró una fiesta amenizada por la banda municipal.