Miles de personas salen otra vez a la calle en Monforte en defensa del hospital

Carlos Cortés
Carlos Cortés MONFORTE, LA VOZ

MONFORTE DE LEMOS

Todos los partidos políticos excepto el PP enviaron representantes a esta movilización, convocada por la junta de personal del hospital y la plataforma local en defensa de la sanidad pública

09 oct 2017 . Actualizado a las 12:34 h.

La primera fue en el 2010, la segunda en el 2013 y la tercera ayer. Ocho años y tres grandes manifestaciones. Miles de personas recorrieron ayer de nuevo las calles de Monforte para defender la continuidad del área sanitaria, pedir más dinero para hospitales y centros de salud y reivindicar más servicios para que los pacientes cada vez tengan que desplazarse menos a Lugo. La de ayer no fue una movilización tan masiva como las dos primeras, pero deja claro que el futuro del hospital sigue de Monforte siendo una preocupación seria para un porcentaje significativo de la población de su área de influencia. El detonante fue el anteproyecto de Lei de Saúde, que cambia el mapa sanitario y deja sin área propia a Monforte y al resto de los hospitales comarcales.

Pasadas las cinco de la tarde, representantes de la Plataforma en Defensa da Sanidade Pública de Monforte y de la junta de personal del hospital desplegaban su pancarta en el Campo de San Antonio y se echaban a andar hacia la calle Chantada. Detrás de ellos, dos pancartas más, la primera sujetada por el resto de los integrantes de la junta de personal. Y la segunda con Luís Villares (En Marea), Ana Pontón (BNG) y los alcaldes de Monforte, José Tomé, y Ribas de Sil, Miguel Sotuela, los dos del PSOE; y el de A Pobra do Brollón, José Luis Maceda, del Bloque. El PP fue la única fuerza política que no envió ningún representante, como en las dos manifestaciones anteriores.

Ambulatorios grandes

Tras ellos, miles de personas llegadas de todos los puntos del área sanitaria de Monforte, y algunos desde más lejos. Como Félix García, jubilado de 62 años y de O Barco. «Hai que frear a agresión que supón este anteproxecto de lei porque non queremos que os hospitais se convirtan en ambulatorios grandes», decía mientras agarraba un cartel en el que se veía un corazón roto, el símbolo de la plataforma en defensa de la sanidad pública de Valdeorras.

Pilar Jorge venía de más cerca. Nació en O Saviñao hace 39 años pero vive en Monforte. Estaba en la manifestación porque no quiere que le quiten servicios al hospital. «Temos o mesmo dereito a eles -afirma- que o señorito Feijoo». Lo mismo piensa José Díaz, que tiene 65 y vive en la parroquia monfortina de Sindrán. Él también reclama más servicios en el hospital. O, en todo caso, que no se lleven lo que ya hay, «que aquí nunca se sabe». Ángeles Coutado, de 43 años y de Monforte, también cree que puede pasar cualquier cosa, incluso que cierren el hospital, o, por lo menos, que lo vacíen de prestaciones. «Se non defendemos os nosos dereitos -advierte-, pode pasar».

La manifestación terminó en la Compañía más de dos horas después de haber empezado y después de un largo recorrido que incluyó paradas frente al hospital y el centro de salud. La portavoz de la plataforma local en defensa de la sanidad pública, Paqui Vázquez, recordó en el discurso que puso fin al acto no solo los problemas del hospital, sino también las que sufren los usuarios de centros de salud como el de Chantada, sin consulta diaria de pediatría, o los de O Courel, con carencias de personal médico que van camino de hacerse crónicas.

La intervención de Paqui Vázquez llegó con algo de retraso, porque los organizadores querían que el público se concentrase frente al palco instalado para la ocasión en uno de los extremos de la plaza. Pero el caso es que hacía calor y el sol pegaba con fuerza, así que la gente se empeñaba en desperdigarse en busca de sombra. Eso complicaba conseguir la fotografía final que buscaba la organización, de una multitud compacta en la explanada de la Compañía.

La de ayer es la tercera gran movilización por la sanidad pública desde el 2010

El Partido Popular volvió a ser la única fuerza política ausente