Las nuevas carteras rurales: «Agora ata lles podo sacar billetes de tren aos veciños»

María Guntín
María Guntín O COUREL / LA VOZ

FOLGOSO DO COUREL

Ana Arza le cobra una factura a un vecino de O Courel
Ana Arza le cobra una factura a un vecino de O Courel OSCAR CELA

Correos ensaya servicios en Lugo que incluyen hasta retirar dinero del cajero. Una jornada de reparto en o courel: «Recorro hasta 15 aldeas en una sola jornada»

25 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En Seoane (Folgoso do Courel) todos los vecinos conocen a Ana. La saludan tras una sonrisa escondida por la mascarilla y descubierta por las arrugas que se forman alrededor de los ojos. Le insisten en que se pare a tomar un café «cinco minutiños» y hablan de ella con una mezcla entre devoción y pasión. Porque aunque Ana Arza es la que les lleva las cartas, también se ocupa de muchas otras funciones que se salen de lo profesional y trascienden a lo personal. Ella es la única compañía de los que viven en las aldeas más alejadas, y la persona que les da conversación cuando la nieve cubre las montañas. En definitiva, la que siempre está pendiente «do que fai falla».

Pero ahora, además de los servicios que van de la mano del oficio de repartir cartas se unen algunas otras funciones. Porque Lugo es junto con Jaén la provincia elegida por Correos para tantear un proyecto piloto que permite a los carteros rurales que se desplazan por los distintos domicilios de la provincia vender sellos, sobres o cajas; cobrar recibos de luz, agua, teléfono o incluso multas, sacar o ingresar dinero en la cuenta bancaria o expender billetes de tren. «A xente está encantada porque había servizos polos que tiñan que ir ata Quiroga. Dende Seoane son 40 minutos en coche, pero hai aldeas que están a máis dunha hora de distancia», explica esta mujer, que también destaca la importancia que tiene la venta de billetes de tren: «Aquí no verán vén moita xente de fóra que tiña que ir sacalos a Monforte». Para todo esto Ana lleva consigo un ordenador de bolsillo (PDA), un terminal de venta (TPV) y una impresora de tiques.

La cartera de O Courel Ana Arza cobra una factura a un vecino
La cartera de O Courel Ana Arza cobra una factura a un vecino OSCAR CELA

En Galicia hay un millar de carteros y carteras rurales que llegan a todos los lugares, aldeas y parroquias de la comunidad. Las nuevas prestaciones de Correos cobran especial importancia en tiempos en los que el desmantelamiento de servicios en las zonas menos pobladas es también una pandemia que a veces pasa inadvertida.

Los días de Ana Arza empiezan a las siete y media de la mañana y terminan en torno a las tres de la tarde. Cuando el sol aún lucha por salir, esta cartera rural entra en la oficina de Quiroga. «Separamos o correo, distribuímos por secciones, cada un colle o seu, e vai para o seu sitio», relata. Entonces, se pone manos al volante y comienza el reparto. A las diez de la mañana esta lucense hace una parada de 60 minutos en la oficina auxiliar de Correos de Seoane do Courel, donde recoloca la correspondencia y también atiende en ventanilla. «Aquí estamos moi acostumados a ela, é unha máis da familia, e que non nola quiten porque nos facilita moito a vida e está moi implicada», valora Sonia Lago, una vecina de la parroquia de Seoane. Tras encargarse de esta oficina auxiliar, Ana realiza el reparto de buzón en buzón y a continuación, prosigue con la ruta. En Piñeira la espera Elsa Machado, una uruguaya asentada en O Courel que intercambia libros con su cartera: «Sin Ana, muchas cosas serían imposibles. Nos facilita la vida, y más a mí, que no tengo coche». Rumbo a otra parroquia. En Meiraos, Suso Fernández, al frente del complejo rural Aldea do Mazo, habla «do importante que é a carteira. Coñecémola, simplifica o traballo, sabe como facer cada cousa. Ademais, é de confianza, algo fundamental». Él aplaude los nuevos servicios que ofrece Correos: «É necesario apostar polo rural, e isto é a proba definitiva». Los días de Ana terminan a mediodía, de nuevo en la oficina de Quiroga. Al final, ella llega a aldeas de todo el contorno: Ferreirós, Parada, Moreda, Piñeira, Esperante, Noceda, Vilela, Piñeira, Seceda... Entre muchas otras, porque Ana Arza recorre hasta 15 lugares en una sola jornada. Y eso se traduce en más de 100 kilómetros diarios. Y todo con un profundo conocimiento del terreno. Porque la nieve también le pone a prueba: «Reparto en lugares a 1.300 metros de altitude, polo que cando neve, costa un pouco chegar».

«Sin Ana, muchas cosas serían imposibles. Nos facilita la vida, y más a mí, que no tengo coche»

«Son unha privilexiada»

Arza, de reparto por las calles de Seoane (Folgoso do Courel)
Arza, de reparto por las calles de Seoane (Folgoso do Courel) OSCAR CELA

«Este é un trato moi familiar e próximo, coñezo a todos os veciños. Síntome unha privilexiada e non cambio isto por nada. Eu estiven en Lugo cidade ata hai dous anos e medio que cheguei aquí, e o día a día non ten nada que ver co que tiven anteriormente», explica Ana, que es hija y hermana de carteros. Por si había dudas: «Xa de pequena quería ser carteira».

«Hai xente que non ve a ninguén en todo o día, só a min, polo que falas, cóntaslles cousas e eles cóntanche a ti tamén», admite esta mujer todoterreno, que además sirve de termómetro para conocer cómo van zonas rurales como esta. Ella, por ejemplo, sabe de varios matrimonios jóvenes se han asentado en la zona en los últimos tiempos.