Magia cárstica en el Val das Mouras

carlos rueda / francisco albo MONFORTE / LA VOZ

FOLGOSO DO COUREL

Un lugar de singular valor geológico y paisajístico se extiende entre dos pueblos de la sierra de O Courel

20 ene 2020 . Actualizado a las 11:29 h.

Entre las aldeas de Mercurín y Ferrería Vella, en el municipio de Folgoso do Courel, se encuentra uno de los parajes naturales más sorprendentes de la sierra, aunque todavía es poco conocido. El lugar denominado tradicionalmente como Val das Mouras destaca por su misterioso aspecto -reflejado en su propio nombre- y constituye a la vez uno de los principales puntos de interés del geoparque Montañas do Courel, reconocido como tal por la Unesco el pasado año. Además de su singular atractivo paisajístico, es una de las escasas muestras existentes en este territorio de lo que se conoce como relieve exocárstico.

El proceso que da pie a la formación de este tipo de paisaje no es muy diferente del que origina las cuevas cársticas en los terrenos donde predominan las rocas calizas. Las aguas que se infiltran en el subuselo interactúan con la roca creando el carbonato cálcico y haciéndola más soluble. Así se forman las cavernas, simas y galerías de las que hay numerosas e importantes muestras en la sierra de O Courel. Es lo que se conoce como relieve cárstico interno o endocarst. El efecto erosivo del agua hace a veces que colapsen los techos de las cuevas y se formen las llamadas dolinas o torcas.

Unas cinco hectáreas

El relieve del Val das Mouras fue originado de una forma análoga -pero en la superficie del terreno en lugar del subsuelo-, al actuar la infiltración de las aguas en un estrato de roca caliza de poco espesor. La erosión ha dado lugar a un paisaje de formas caprichosas y laberínticas que se extiende por una superficie de unas cinco hectáreas de extensión. Los bloques de piedra caliza conforman un llamativo conjunto de cavidades de formas circulares y elípticas, grietas, corredores y pasadizos que se entremezclan con el souto de Mercurín, un bosque de castaños centenarios que los vecinos han aprovechado para la producción de la castaña. El musgo, los líquenes y los helechos que tapizan las rocas y los árboles contribuyen por otra parte a dar al paraje un aspecto misterioso y legendario.

El sendero que lleva al souto de Mercurín y al Val das Mouras no está muy definido ni señalizado, aunque hay un panel informativo en las proximidades de una de las dolinas. Hay que seguirlo por donde el terreno esté más pisado y después es preciso marcarse un itinerario propio para recorrer la zona.

Durante el recorrido nos encontraremos con ciertas limitaciones que seguramente nos privarán de realizar un itinerario completo. Es preciso tener en cuenta que visitar todo este complejo geológico puede requerir casi una jornada completa, debido a la complicada orografía del terreno y a la presencia de una abundante maleza que en ocasiones nos impedirá seguir avanzando. Por este motivo es preciso calcular bien el tiempo que se pretende dedicar a la visita.

También hay que poner un cuidado especial en no dejar huellas inconvenientes de nuestro paso en un paraje de tan especial valor ambiental y paisajístico. En el verano del 2015, unos visitantes poco escrupulosos encendieron hogueras en algunos puntos del Val das Mouras, en un período caracterizado precisamente por una gran sequedad y un elevado riesgo de incendios, lo que dio lugar a que se presentase una denuncia ante el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil.

Desde folgoso

Hay que tomar la carretera LU-651 hacia Seoane. A unos 8,5 kilómetros, a la salida de la aldea de Ferrería Vella, aparece a la izquierda un vial asfaltado hacia Mercurín, por el que es preciso desviarse. A unos 250 metros, a la entrada de una curva, hay que dejar el asfalto y tomar a la derecha un sendero que se interna en el souto