Doce municipios de la Ribeira Sacra pierden viñas y en 14 años suman 150 hectáreas menos

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

CHANTADA

Viñas cultivadas junto a monte que en su día fue viñedo en la ribera de Lagares, en Vilachá de Salvadur
Viñas cultivadas junto a monte que en su día fue viñedo en la ribera de Lagares, en Vilachá de Salvadur CARLOS RUEDA

Un tercio de la superficie que se abandonó en ese período está en Chantada

16 oct 2019 . Actualizado a las 10:25 h.

Las sesenta hectáreas que quiere alquilar Regina Viarum a la comunidad de montes de Doade para plantar viñedos son el último de una larga serie de proyectos impulsados por las principales bodegas de Ribeira Sacra. Grandes y medianos productores tratan de autoabastecerse de uva cada vez en mayor medida. Las estadísticas del consejo regulador explican su interés. Pese a las nuevas plantaciones realizadas en los últimos años, alguna próxima a las cien hectáreas, la denominación de origen pierde viñas. Los doce municipios en los que se abandonó superficie desde el 2005 suman desde entonces 150 hectáreas menos.

La referencia del 2005 se debe a que es el primer año en el que aparecen referencias de superficie de viñedo por municipio en las estadísticas del consejo regulador. Chantada era en aquel momento el que reunía más viñedo, pero perdió cincuenta hectáreas en catorce años. Las viñas inscritas en el 2005 en Chantada ocupaban 165,77 hectáreas y en la actualidad son 115,10.

Sin salir de la ribera del Miño, Taboada pierde 12,57 hectáreas de viñedo -la mitad prácticamente de las que tenía en el 2005- y O Saviñao 19,3. Del lado de Ourense, A Pobra de Trives pasa en ese período de 34 a catorce hectáreas de viñedo. Los viñedos de O Bibei están mediáticamente e la cresta de la ola, pero el envejecimiento poblacional tampoco perdona en ese último municipio.

La desaparición de una viña del censo del consejo regulador suele ser señal inequívoca de que no hay nadie que esté dispuesto a seguir trabajándola. Salir de la denominación de origen implica abandonar un circuito comercial que garantiza la rentabilidad del cultivo. Sin estar dentro de Ribeira Sacra, no se puede vender la uva a las bodegas. El problema está en la edad de los viticultores: la media de los 2.376 inscritos ronda los 65 años y no hay relevo generacional.

De los datos del consejo regulador se desprende que en los últimos catorce años se perdió viñedo en A Peroxa, A Teixeira, Carballedo, Castro Caldelas, Chantada, Manzaneda, Nogueira de Ramuín, O Saviñao, Parada de Sil, A Pobra de Trives, Ribas de Sil y Taboada. Hay más superficie dedicada a viña, por el contrario, en Monforte Pantón, Paradela, A Pobra do Brollón, Portomarín y Quiroga.

Aumentos relativos

En algunos municipios al alza, sin embargo, las cifras resultan anecdóticas. Paradela tiene actualmente 0,39 hectáreas de viñedo, Portomarín no llega a siete y Monforte -que entra en la subzona de Amandi por la parroquia de Marcelle- alcanzó catorce después de que se incorporasen a la denominación de origen Seoane y Moreda. En los datos de Pantón, que desde el 2005 pasó de 161,72 a 184,93 hectáreas, también pesa de forma determinante la admisión en el 2009 de amplias zonas de viñedo fuera de las riberas.

El viñedo no pierde terreno en Sober, donde está la subzona de Amandi, la de mayor proyección de Ribeira Sacra. Desde el 2005, este municipio ganó 38,79 hectáreas, incluida la zona del Cabe. El mayor crecimiento, casi 69 hectáreas en catorce años, hay que buscarlo en Quiroga. Las nuevas plantaciones, en llano o en laderas con bancales aptos para maquinaria, compensaron aquí la crisis demográfica.

La única zona europea de viticultura de montaña sin ayudas específicas

La pérdida de viñedo en Ribeira Sacra delata una ausencia de relevo generacional que puede condicionar el futuro de la denominación de origen. «Atravesamos un bo momento, pero esa realidade non se pode perder de vista», dice el presidente del consejo regulador, José Manuel Rodríguez. Solo cuando surge «unha colleita excepcional como a deste ano», señala, se consigue la uva que precisan las bodegas.

Si el foco está puesto en este territorio, subraya José Manuel Rodríguez, «é grazas a unha paisaxe vitícola singular que debería ter prioridade». A pesar de ello, añade, «Ribeira Sacra é a única zona europea onde se mantén a viticultura de montaña que non ten axudas especificas».