Los carteristas se ceban con las ferias del vino de la Ribeira Sacra

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

CHANTADA

Los carteristas aprovechan aglomeraciones de gente como la de este domingo en Sober.
Los carteristas aprovechan aglomeraciones de gente como la de este domingo en Sober. roi fernández< / span>

En Sober volvieron a producirse este fin de semana robos similares a los de Chantada

22 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El alcalde de Bóveda charlaba distraídamente este domingo en un corrillo de personas en Sober cuando notó que alguien le tocaba el pantalón. Pensó que era algún amigo que quería saludarlo, así que se dio la vuelta. «Pero non vin -explica- a ninguén coñecido», explica. Solo a una señora que se alejaba. José Manuel Arias tuvo suerte porque lo que quería esa mujer era robarle el teléfono móvil que llevaba en el bolsillo trasero del pantalón. Otros que disfrutaban este fin de semana de la Feira do Viño de Amandi tuvieron menos fortuna y perdieron carteras o móviles, según los casos. Ya había ocurrido lo mismo el fin de semana anterior en Chantada, donde los ladrones se atrevieron incluso con el historiador Ramón Villares, al que robaron la cartera mientras estaba rodeado de autoridades y poco antes de que subiese al palco para leer el pregón. Y probablemente pasará dentro de unos días en la feria del vino de Quiroga y en la fiesta medieval que se celebrará en Monforte.

«Los responsables de este tipo de sustracciones suelen estar organizados en pequeños grupos que viajan por toda Galicia», explica un agente de las fuerzas de seguridad con experiencia en la investigación de esta clase de delincuencia. Da igual que se trata de ferias del vino o de cualquier otro tipo de fiesta, los carteristas buscan aglomeraciones cuanto más grandes mejor.

Su modo de actuar es sobradamente conocido. En grupos de dos, tres o más, deambulan entre la gente hasta que uno de ellos le echa el ojo a alguna cartera o a algún teléfono móvil. En cuanto se hace con el botín, se lo pasa inmediatamente a otro y este al tercero. Si cachean al que metió la mano, no van a encontrar nada que lo incrimine. De esta manera, salvo que la víctima los haya visto directamente en el momento que le robaban, a los agentes les faltan evidencias para detenerlos o denunciarlos.

En la Feira do Viño de Chantada, la Guardia Civil identificó a varias personas, ante las sospechas de los propios agentes o de particulares que los avisaron de que podían estar robando carteras. En Sober también. Pero ninguno de los sospechosos fue detenido, porque no les encontraron encima nada robado. Se da la circunstancia de que tanto en Sober como en Chantada, los identificados eran mujeres que tienen su domicilio habitual en Carballo.

En este municipio se encuentra una de las colonias más importantes de moinantes de Galicia, entre cuyos integrantes hay personas con abundantes antecedentes por sustracciones de carteras al descuido.

Hasta el año pasado

La última reforma del código penal, que entró en vigor el año pasado, endurece este tipo de sustracciones de carteras, teléfonos móviles o cualquier otro objeto de valor. Antes, si el valor de lo robado no pasaba de cuatrocientos euros, estaban consideradas faltas y por lo tanto no computaban penalmente

En la actualidad

La desaparición de la figura legal de las faltas y su nueva consideración como delitos menores afecta de lleno a este tipo de delincuentes. Igual que antes, están penados con multas, pero son más altas que antes y además una condena por un hecho así figura como antecedente penal