Las de Alexandre, Gilberto, Belén y Montserrat son algunas de las 114 historias que bullen dentro de las paredes de la residencia de Bóveda, un lugar en el que la vida no se detiene. «Puede haber quien piense que la vida para los que entran aquí se acaba, pero para nada», protesta el director de la residencia. «No entra en un limbo en el que los conflictos no existente, claro que existen, porque en los centros asistenciales hay mucha vida», insiste.