Huellas centenarias de carros cargados de mineral de hierro

carlos rueda / francisco albo MONFORTE / LA VOZ

BÓVEDA

CARLOS RUEDA

En A Pobra do Brollón se conservan vestigios de un antiguo camino minero

16 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Las características rodeiras o marcas de ruedas todavía pueden verse en muchos antiguos caminos de carro por todo el territorio gallego. Las que se conservan en la Pena do Coto, en A Pobra do Brollón, llaman la atención con su considerable profundidad, de entre diez y treinta centímetros. El hecho de que el camino discurra en este tramo por un suelo de roca pizarrosa de poca dureza permitió que las ruedas causasen un intenso desgaste a lo largo de los siglos.

El lugar donde pueden verse estas marcas formaba parte del llamado Camiño do Coto, totalmente abandonado desde hace alrededor de cinco décadas, que conoció en tiempos un importante tránsito. Por él circulaban los carros que transportaban el mineral de hierro arrancado de las minas de A Veneira de Roques hasta la ferrería de Penacova, en Bóveda. La ruta pasaba por el lugar de Belesar y en las cercanías del Alto do Coto empataba con un camino que lleva a la aldea de Forgas. Más adelante, en el lugar de A Campaciña, salía un ramal para Teixeira y O Coto partía otro camino en dirección a la aldea de Lebrón. Seguidamente la ruta atravesaba la Pena do Coto, donde se pueden ver las profundas huellas de los carros. En este tramo, de unos cuarenta metros de longitud, se pueden apreciar varios surcos situados a diferentes alturas. Cabe suponer que en los más profundos se encajaban las ruedas cuando los carros iban muy cargados.

Otros usos

El camino, por otro lado, no solo servía para llevar el mineral a la fundición de Penacova. Según recuerda Josefina Rivera, vecina de A Veneira de Roques, también se utilizaba para ir a recoger castañas y leña al souto de Lourente. «Ademais, toda a zona que vai de Saa ao alto de Forgas estaba sementada de pan [centeno] que se se cargaba en carros para levalo a Saa», explica. «Cando pasaban os carros cargados por este camiño tiñan que levar dúas parellas de bois, pero cando baixaban chegaba cunha soa parella porque xa o di o refrán: costa abaixo todos os santos axudan», añade. Los vecinos de A Veneira, Teixeira, Covadelas y Lebrón , asimismo, solían recorrer este camino a pie o a caballo cuando iban a trabajar en las diversas tierras de cultivo que había en la zona o cuando tenían que desplazarse a la capitalidad del municipio.

Después de pasar por la Pena do Coto, el camino bordeaba por su flanco derecho el castro conocido como Roda do Castro para salir finalmente -a la altura de la iglesia de Santa María de Saa- a la carretera que une A Pobra do Brollón con A Veneira de Roques.

En la actualidad es muy poco lo que pueden verse del viejo Camiño do Coto. Algunos tramos cortos de la ruta coinciden con las actuales carreteras que llevan a los pueblos de A Veneira y Teixeira. El resto del trayecto discurre por zonas de monte y en su mayor parte el camino ha sido cubierto por la vegetación desde que la ruta quedó abandonada. A pesar de su considerable valor histórico y etnográfico, parece por lo tanto muy difícil recuperar esta antigua ruta. Las marcas de ruedas en la Pena do Coto son uno de los principales testimonios de la actividad minera que conoció esta zona durante cientos de años, junto con la ferrería restaurada de Penacova -abierta a las visitas turísticas- y los abundantes rastros que dejaron las labores de extracción del mineral de hierro en A Veneira de Roques.