El mapa de la batalla de Repil, trazado con viejos casquillos de fusil y pistola

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

A POBRA DO BROLLÓN

Los hallazgos arqueológicos permiten reconstruir el choque armado de abril de 1949 en Monforte

15 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las excavaciones arqueológicas realizadas recientemente en el escenario de la llamada batalla de Repil han permitido hallar diversos restos del material bélico utilizado en este sangriento choque armado que se produjo el 20 de abril de 1949 entre fuerzas de la Guardia Civil y una partida de guerrilleros antifranquistas en el límite de los municipios de Monforte y A Pobra do Brollón. El incendio forestal que arrasó este paraje el pasado octubre, según indica el arqueólogo Xurxo Ayán -director de la investigación- dio pie a observar la orografía original de la zona tal como era esa época y localizar rastros materiales que de otra forma hubiese sido prácticamente imposible encontrar bajo la densa vegetación que cubría estos terrenos.

La posición de las piezas, indica Ayán, se corresponde con lo que se sabía sobre estos hechos por testimonios orales y documentales. En una imagen aérea del escenario de la batalla -tomada con un dron- se han marcado los lugares donde se encontraron estos materiales mediante sondeos geomagnéticos. En la parte inferior izquierda de la foto se hallan las ruinas de la denominada casa de Amaro, donde estaban refugiados los maquis. Los círculos azules situados por debajo indican los puntos donde aparecieron casquillos de fusil Mauser, uno de ellos de bala trazadora. Todo indica que estas balas fueron disparadas por los guardias civiles durante el asalto a la casa. El cuadrado azul corresponde a un peine cargador del mismo tipo de fusil.

Tiros de gracia

Por otro lado, los dos puntos blancos corresponden a casquillos de bala de pistola de nueve milímetros. Los investigadores suponen que se utilizaron para dar los tiros de gracia a cuatro guerrilleros que fueron abatidos al salir de la vivienda.

Las otras marcas blancas situadas a la derecha de la imagen indican la posición de varios casquillos y un cartucho de pistola del mismo calibre. Según todos los indicios, estos proyectiles fueron disparados durante la fuga del guerrillero Fermín Lada, que consiguió salir por otra puerta de la vivienda y huir a hasta la vecina parroquia de Cereixa -a pesar de haber recibido un tiro en la mandíbula-, donde se refugió en la casa rectoral. Los guardias civiles que hicieron los disparos estaban apostados junto a un muro agrícola cuyos restos pueden percibirse en la fotografía en la forma de una raya vertical. Esta construcción fue empleada como parapeto para lanzar el ataque contra la casa, usando ametralladoras y granadas.

Material bélico de los años 40 calcinado en el incendio del 2017

Los rastros materiales del combate de abril de 1949, según explica Xurxo Ayán, estaban enterrados a una profundidad de entre diez y quince centímetros. Los casquillos que aparecieron en la ruta de huida del maquis Fermín Lada - apodado Segura- estaban prácticamente calcinados a causa del incendio del pasado otoño. Sin embargo, en dos de ellos se pudieron identificar marcas correspondientes a la producción balística de la Fábrica de Pirotecnia Militar de Sevilla, con las fechas de 1944 y 1948.

Los diferentes lugares en los que aparecieron todas estas piezas -indica el arqueólogo por otro lado- corroboran los testimonios de dos vecinos que presenciaron los hechos cuando eran adolescentes. Uno de ellos falleció hace alrededor de un año y medio. «Segundo a reconstrución que puidemos facer grazas aos testemuños orais e ás probas materiais -explica Xurxo Ayán-, os gardas civís armados con rifles Mauser bateron a porta de entrada do patio da casa, por onde saíron varios guerrilleiros que foron abatidos no acto».

Por el camino de Cereixa

Mientras tanto, Fermín Lada salió por otra puerta y se dirigió en primer lugar a otra casa situada en las inmediaciones, en la que estaban refugiados los demás miembros del grupo. Sin embargo, al recibir los disparos de los otros guardias civiles apostados cerca de la vivienda cambió de dirección y tomó un camino que llevaba a Cereixa. Este viejo sendero estaba oculto bajo la maleza desde hace décadas y quedó al descubierto a consecuencia del incendio del año pasado.

El guerrillero herido logró salir con vida y fue socorrido por el párroco de Cereixa, llamado don Plácido, que al poco tiempo se vio obligado a trasladarse al Brasil. Fermín Lada moriría en 1952 en otro choque armado en la comarca de Chantada.