La Ribeira Sacra, a punto de superar las 500 viviendas turísticas abiertas

Carlos Cortés
CArlos cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Unos turistas se hacen un selfi en Monforte, municipio en el que hay 87 viviendas turísticas
Unos turistas se hacen un selfi en Monforte, municipio en el que hay 87 viviendas turísticas CARLOS CORTÉS

Suman más del doble de camas que los hoteles, pero los propietarios advierten que su ocupación es irregular

26 may 2023 . Actualizado a las 17:33 h.

Las viviendas turísticas ya ofrecen más del doble de plazas que los hoteles en la Ribeira Sacra. Este tipo de alojamientos van camino de alcanzar el medio millar y suman 2.786 camas, frente a las 1.248 que tienen abiertas los establecimientos hoteleros. El éxito de esta modalidad de negocio turístico se refleja con claridad en la evolución de las cifras de los últimos años. Desde el 2021, el primer año de la desescalada tras la etapa dura de la pandemia, la reapertura progresiva de los hoteles en la Ribeira Sacra ha incrementado sus plazas en un 46%. En el mismo período, las viviendas turísticas crecieron un 53% en esta zona. En todo caso, la ocupación media sigue siendo muy irregular, también para las viviendas turísticas. En verano harían falta más, pero en invierno hay de sobra.

Al menos, eso piensan muchos propietarios de este tipo de alojamientos. Como Isabel Fernández, que tiene desde el 2021 dos viviendas turísticas en Monforte, una de seis plazas en la calle Real, cerca del cruce de A Florida, y otra de cuatro en Carude. «Yo no sé si la gente dice la verdad», contesta cuando se le pregunta por el nivel de ocupación de sus casas en referencia a la creencia generalizada de que estas casas mueven un volumen muy alto de visitantes. En su caso, la ocupación es alta entre Semana Santa y el final del verano y claramente más baja el resto del año.

Su experiencia en estos tres años de tratar con turistas es que este tipo de alojamientos dan dinero, pero menos de lo que muchos piensan: «En verano funciona bien, de hecho más que bien para gente como nosotros que no vivimos de ellos, pero en invierno dan lo justo para cubrir los gastos». Ellos están sopesando bajar un poco los precios para ver si así equilibran un poco el balance y la tienen más ocupada también en temporada baja.

En todo caso, no se queja en absoluto. La casa de Carude, un pequeño edificio de factura tradicional con balcón de madera y restaurada con mucho respeto por este tipo de arquitectura y el entorno en el que está, es una herencia familiar y se pusieron con las obras porque temían que si lo dejaban pasar mucho tiempo la casa acabase por echarse a perder y convertirse en una ruina. La de A Florida no era suya, sino que la compraron y la renovaron por dentro.

En ninguno de los dos casos ella y su marido se lo plantearon como una inversión a recuperar cuanto antes con el alquiler turístico. «Las dos casas nos dan un dinero —explica Isabel Fernández— y si nos hace falta podemos irnos a vivir a cualquiera de las dos». Ellos están ya jubilados y viven en una casa en las afueras de Monforte. Puede pasar que llegue un momento en que necesiten mudarse al casco urbano, por comodidad y para estar más cerca de todo. Si eso pasa, ya tienen dónde quedarse.

Ellos no han sido los únicos en iniciarse en esta actividad en los últimos años. Los últimos datos oficiales disponibles, difundidos por el Instituto Nacional de Estadística, dicen que el pasado mes de febrero había en los 26 municipios de la Ribeira Sacra 494 viviendas turísticas. Su reparto geográfico no es homogéneo, porque los cuatro municipios que más tienen acaparan más de la mitad del total. Donde más hay es en Monforte, donde son 87, seguido de Pantón, con 60, Sober, con 54 y Chantada con 53.

Si la cifra a utilizar es la del número de camas, esos cuatro puestos de cabeza se igualan más, porque las viviendas turísticas de Monforte ofrecen 462 plazas, pero las de Chantada 371, las de Sober 324 y las de Pantón 315. Es decir, que en Monforte hay más viviendas pequeñas que en esos otros tres municipios.

En el extremo contrario, solo hay un municipio sin ninguna vivienda turística abierta. Es Manzaneda, donde además se da la circunstancia de que en el 2021 sí tenían cuatro alojamientos de este tipo, que pasaron a solo 1 en el 2022, hasta su desaparición este año. Solo hay otro caso en el que el número de viviendas turísticas no creció, sino que disminuyó en los últimos tres años. Es Bóveda, donde en el 2021 había 3 y ahora solo son 2.

La distribución de este tipo de alojamientos por municipios dibuja una demanda muy enfocada en los municipios que más cerca tienen los paisajes de viñas en bancales en el Miño y el Sil más característicos de la Ribeira Sacra, como es el caso de Sober, Pantón o Chantada. Y demuestra que la frase de Monforte, capital de la Ribeira Sacra no es solo un lema turístico y que esta localidad es capaz de hacer valer su condición de principal población de este territorio.

Un vistazo al reparto por municipios demuestra también que el lado ourensano tiene en general menos movimiento turístico que la orilla norte. Las excepciones las ponen Nogueira de Ramuín, Castro Caldelas y Parada de Sil, con 24, 24 y 23 viviendas turísticas, respectivamente. Son números considerables porque se trata en los tres casos de municipios pequeños. para municipios como estos, porque Nogueira de Ramuín no llega a los 2.500 habitantes y Parada y Castro Caldelas están lejos de alcanzar los 1.000.

Está por ver si las viviendas vacacionales han tocado techo o no. Eso lo dirán las próximas actualizaciones del registro oficial en el que tienen que inscribirse los propietarios que quieren abrir una, pero lo que está claro es el contraste entre este sector turístico emergente y el más clásico. El parque de hoteles sí parece estabilizado.

Los 48 hoteles

En la Ribeira Sacra, la infraestructura hotelera tiene hoy prácticamente las mismas dimensiones que hace diez años, cuando ya habían abiertos los nuevos establecimientos surgidos al calor del bum de este territorio como destino turístico. Si en el 2012 había en esta zona 42 hoteles con 1.138 camas, ahora son 48 y suman 1.248 plazas.

El triple en 5 años

En Galicia no había hasta el 2017 ningún registro oficial de viviendas turísticas. La Xunta lo creó aquel año para hacer aflorar un sector que hasta entonces se movía en un cierto limbo legal. Son viviendas de uso turístico aquellas que se alquilan de forma temporal a viajeros, pero sin los servicios adicionales propios de otros alojamientos, como limpieza diaria o restauración. En el 2018, había alrededor de 5.000 anotadas.

De acuerdo con los datos del pasado mes de febrero, hay ya 17.203 inscritas en el Rexistro de empresas e actividades turísticas (REAT). Es decir, que su número se ha triplicado en solo cinco años. En el conjunto de Galicia suman más de 91.000 plazas, lo que supone el 37% de la oferta total.