El primer beso de Marcial en París: cómo sentir cariño por un Peugeot 404

Carlos Cortés
CArlos Cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Marcial Fernández y varias decenas más de aficionados a los vehículos antiguos se dieron cita este fin de semana en Monforte para hacer una ruta por la Ribeira Sacra

26 abr 2023 . Actualizado a las 10:26 h.

A los no iniciados suele resultarles difícil entender la pasión por los coches antiguos. Quizás les ayude conocer a Marcial Fernández, uno de los participantes en la concentración de coches antiguos que se celebró estos días en la Ribeira Sacra. Marcial está enamorado de su Peugeot 404. Y no es para menos. Lo compró cuando era todavía un adolescente en el París de finales de los años 50 y fue en sus asientos donde él y su mujer se dieron el primer beso.

Marcial Fernández llegó a la capital de Francia con sus padres emigrantes. Era poco más que un niño cuando aprendió de su padre el oficio de mecánico y chapista. Como con 15 años ya ganaba dinero suficiente como para mantener un coche, en 1958 decidieron comprarse entre los dos este Peugeot 404 que entonces estaba recién salido de la fábrica. Sí, él solo tenía 15 años y ya conducía. Cosas de la época. Y su padre tampoco tenía carné de conducir. «Sacouno despois, cando debía ter xa cincuenta e pico anos», dice como para hacer entender aquel contexto suyo de quinceañero con coche y trabajo de mecánico en la capital de Francia.

El Peugeot 404 de Marcial Fernández vive ahora una segunda juventud en Viana do Bolo. Fue el coche de la familia de Marcial los 30 años que duró su etapa en París, entre 1958 y 1987. Eran originarios de O Barco, pero cuando decidieron volver a Galicia se instalaron en Viana. Allí aparcaron el Peugeot otros 30 años. Hasta que en el 2017 Marcial decidió devolverlo a la carretera. A lo mejor porque se puso a recordar.

De lo que no se acuerda bien es de cuánto le costó. En 1960, Francia quiso darle más valor a su devaluada moneda y creó el nuevo franco, con un valor de 100 de los antiguos, así que cuando trata de echar cuentas no tiene claro si se está liando con los números. Seguro que le salió más barato el trabajo de chapa y de motor que le aplicó hace seis años para ponerlo de nuevo a punto, porque prácticamente todo lo hizo él.

El coche ya tiene herederos

Así que este Peugeot 404 no tiene precio. Al menos no para su dueño, que no quiere ni oír hablar de venderlo. «Este coche —explica— ten para min moito máis valor do que realmente custa». Porque es el coche en el que él y su mujer se dieron el primer beso y también porque en él se han subido ya seis generaciones de su familia. «O Peugeot xa ten herdeiros», sentencia Marcial mientras posa para una foto apoyado sobre el capó del coche con el que recorrió París cuando tenía 15 años.

El Peugeot 404 de este mecánico retirado de Viana do Bolo era uno de los 150 coches fabricados antes de 1989 que participaron en la novena Festa de Clásicos que organizó este domingo el Club Autoclásico Ribeira Sacra. Esta convocatoria suponía la vuelta a la carretera de este colectivo de aficionados a los coches antiguos, después de dos años de descanso forzoso por culpa de la pandemia.

Cada edición de estas fiestas anuales de coches clásicos recorre un municipio diferente de la Ribeira Sacra. Esta vez le tocó a Monforte, aunque el itinerario de 50 kilómetros con salida y llegada en la explanada de la Compañía, tenía tramos también por Sober. Los participantes hicieron un recorrido con paradas en miradores del cañón del Sil como el del Duque o el de Santiorxo.