Un libro transforma en novela la trágica muerte de dos niños en Monforte en 1973

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Lago ante el Colegio de la Compañía de Monforte. En este edificio, que alberga el colegio Escolapios, vivían como alumnos internos los niños fallecidos en 1973, en cuya historia se inspira la novela
Lago ante el Colegio de la Compañía de Monforte. En este edificio, que alberga el colegio Escolapios, vivían como alumnos internos los niños fallecidos en 1973, en cuya historia se inspira la novela FRANCISCO ALBO

El escritor José María Lago Bornstein se basó en un suceso ocurrido en una antigua gravera para escribir «La caja de Pandora»

21 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El diseñador gráfico, escritor y editor José María Lago Bornstein (Madrid, 1955) reside desde hace años en Sober y ha publicado varios estudios históricos sobre las comarcas de Lemos y Chantada. Ahora acaba de editar su primera novela, La caja de Pandora, que se basa en un trágico suceso ocurrido en Monforte hace cincuenta años.

—¿En qué consistió el hecho que inspira este libro?

—En junio de 1973 murieron en una antigua gravera dos niños que eran internos del colegio Escolapios. En esa época España era muy distinta y el suceso se despachó sin mayores consecuencias. En las diligencias que se abrieron se dijo que los niños se habían ahogado por accidente y así quedó la cosa. Pasados 47 años, una familiar de uno de estos niños, que no cree que esas muertes fuesen un accidente, trató de averiguar algo más, se entrevistó con muchas personas y reunió una gran cantidad de testimonios. Esta persona, a la que conocí por medio de un amigo común, me facilitó todo el material que reunió. Leí esa documentación, que es bastante voluminosa, y me pareció muy interesante. De ahí vino la idea de escribir este libro.

—¿En qué medida se basa la novela en los hechos reales?

—La novela parte de un hecho real y trata de reconstruir el contexto en que produjo, pero se trata de una obra de ficción. Salvando las distancias, he tratado de hacer algo parecido a lo que hacen en algunos de sus libros el francés Emmanuel Carrère y el estadounidense Truman Capote. En la novela no figura el nombre real de nadie, todos los personajes que aparecen en ella están ficcionalizados. Lo que cuento podría ser verdad, pero algunas cosas pueden ser totalmente ficticias. Tengo que precisar que no es una novela por encargo y que no sigue el punto de vista de la persona que me proporcionó esta documentación.

—¿En el libro indica lo que cree que pudo suceder realmente?

—No saqué ninguna conclusión y dejo que el lector saque las suyas. El hecho resulta muy poco creíble tal como se contó en las diligencias, pero no me extraña nada que en esa época la cuestión se despachase como se despachó. Las diligencias se gestionaron de una manera muy deficiente. Hoy seguramente las cosas se harían de otro modo. Pero no quise hacer una obra de carácter biográfico sobre un hecho concreto. Me interesó más el aspecto sociológico de esta historia.

—¿En su novela trató de hacer el retrato de una época?

—Es un retrato de una época por lo que cuentan los personajes de la novela acerca de aquellos hechos después de cincuenta años. Pero más que reconstruir una época, lo que he pretendido es reflexionar acerca de cómo un hecho real pasa a ser un imaginario popular muy distorsionado. En los testimonios que recogió la familiar de uno de los niños fallecidos hay muchas versiones diferentes y en muchos casos no tienen nada que ver con la realidad. Lo que se ve es que realmente no saben lo que ocurrió. Hoy es difícil reconstruir con precisión los hechos, porque los que mejor podrían recordarlos, los que eran adultos en esa época, o son ya muy mayores o ya han fallecido.

—¿Qué reacciones cree que va a causar este libro?

—Supongo que levantará algunos resquemores, aunque en la novela no aparecen los nombres reales de ninguna persona y no señalo a nadie con el dedo. Pero a pesar de las suspicacias que pueda causar, no creo que esté de más que se ponga esta cuestión sobre la mesa.