En las sierras lucenses puede haber más osos pardos que los que se han censado

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Un ejemplar juvenil de oso pardo en la sierra de O Courel en una captura de una grabación de vídeo realizada por alumnos del colegio de Seoane con la técnica del fototrampeo
Un ejemplar juvenil de oso pardo en la sierra de O Courel en una captura de una grabación de vídeo realizada por alumnos del colegio de Seoane con la técnica del fototrampeo CEDIDA

Los expertos señalan la dificultad de rastrear la presencia de estos animales en el territorio gallego, donde su movilidad es mayor que en otras áreas geográficas

09 feb 2023 . Actualizado a las 22:52 h.

En las montañas orientales gallegas, y sobre todo en las de la provincia de Lugo, puede haber más osos pardos que los once que fueron registrados en el censo de esta especie que dio a conocer esta semana la Junta de Castilla y León. «No sabemos con seguridad si en Galicia hay más, pero es probable que sea así, porque es fácil que la presencia de algunos ejemplares haya pasado desapercibida al realizar este censo», dice el biólogo Fernando Ballesteros, coordinador de proyectos de la Fundación Oso Pardo (FOP). Esta entidad promovió el plan Life Oso Courel en colaboración con la Asociación Galega de Custodia do Territorio y la Consellería de Medio Ambiente.

Ballesteros señala que realizar censos de la población de osos es más complicado en las montañas gallegas que en otras áreas geográficas donde está presente la especie, como León, Asturias y Cantabria. «Los que entran en Galicia se desplazan mucho más que los que se mueven por las zonas donde la densidad de población de osos es mayor, y por eso es más difícil encontrar su rastro», explica. «Como en Galicia aún hay pocos ejemplares, se pueden mover libremente para buscar alimento por unos territorios mucho más amplios, mientras que en el área cantábrica es más probable que se encuentren con otros ejemplares más fuertes que defienden su territorio, lo que limita mucho sus movimientos», añade. Al moverse por unos espacios más reducidos, para los técnicos que realizan muestreos en León o Asturias es más fácil detectar su presencia e identificar los diferentes individuos.

Por otro lado, los responsables de la FOP valorarán en próximos días el censo elaborado por iniciativa de la Junta de Castilla y León. «Este estudio indica que en el área cantábrica occidental hay una población considerable y de este núcleo proceden los osos que se expanden por el territorio gallego», indica Ballesteros.

Los ejemplares observados hasta ahora en Galicia son machos jóvenes que han entrado desde las comunidades vecinas en sus recorridos de exploración. Pero los expertos de la FOP creen que algunos ya viven de forma prácticamente permanente en suelo gallego. «Pensamos que hay ejemplares que hibernan desde hace tiempo en las montañas de Galicia, pero en todo caso serán machos, porque hasta ahora no ha observado aquí ninguna hembra con crías, lo que posiblemente ocurrirá dentro de algunos años», apunta el biólogo.

Ballesteros señala además el período habitual de hibernación del oso pardo cantábrico termina hacia marzo. «A partir del mes próximo será más fácil verlos tanto en Galicia como en los otros territorios donde hay poblaciones», pronostica.

Plantaciones de frutales para reemplazar los que ardieron en los incendios del pasado verano

Dentro del plan Life Oso Courel, que empezó a desarrollarse en el 2016, se plantaron más de 100.000 árboles y arbustos frutales para ofrecer fuentes de alimentación al oso pardo en el territorio donde se desarrolló este proyecto, que abarca los municipios de Folgoso do Courel, Quiroga, Pedrafita do Cebreiro, Triacastela, Samos y As Nogais. Las plantaciones terminaron en abril del 2021, pero una buena parte de ellas desapareció a causa de los grandes incendios forestales que sufrió la sierra de O Courel el pasado verano. «El fuego quemó entre una cuarta y una quinta parte de todo lo que plantamos», dice Fernando Ballesteros. Entre las áreas más afectadas en este aspecto se encuentran los entornos de las localidades de Froxán y Seceda.

Los gestores del plan Life ya informaron en su momento de estas pérdidas a la Comisión Europea y ahora buscan ayudas para realizar nuevas plantaciones con el fin de reemplazar los árboles y arbustos quemados. «Las plantaciones se estaban desarrollando de forma satisfactoria, pero muchas de ellas quedaron totalmente destruidas», dice el biólogo. «Esperamos que los planes de restauración ambiental que se han puesto en marcha en la sierra de O Courel puedan incluir iniciativas para plantar especies frutales y compensar lo que se perdió», agrega.