Profesores de Monforte aprenden lengua de signos para enseñar mejor

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA BVOZ

LEMOS

Una profesora de la ONCE explica a los alumnos del Colexio Novo el sistema braille de lectura para invidentes y el uso de la máquina con que se escriben estos signos
Una profesora de la ONCE explica a los alumnos del Colexio Novo el sistema braille de lectura para invidentes y el uso de la máquina con que se escriben estos signos CEDIDA

El Colexio Novo fue galardonado por sus prácticas de educación inclusiva

12 ene 2023 . Actualizado a las 11:18 h.

El Colexio Novo de Monforte es uno de los centros educativos gallegos que fueron premiados por la Dirección Xeral de Innovación Educativa por las iniciativas de educación inclusiva realizadas durante el anterior año lectivo. Pero según precisa la orientadora del colegio, Rocío González Figueiras, el galardón no fue otorgado por el trabajo de un solo curso, sino por una serie de experiencias que se llevan a cabo desde hace varios años. «Tenemos bastantes alumnos con necesidades especiales de diferentes tipos y ya hace mucho tiempo que estamos trabajando con distintas iniciativas para atenderlas lo mejor posible», dice. La memoria de prácticas inclusivas que el colegio presentó a la Consellería de Educación abarca en total seis cursos escolares.

González señala que el colegio dispone de un amplio personal para ocuparse de los alumnos con necesidades especiales. «Trabajan con nosotros una intérprete de lengua de signos y una mediadora escolar, además de una profesora de la ONCE», explica. «Contamos también con dos cuidadoras, una orientadora, dos profesores de audición y lenguaje y tres profesores de pedagogía terapéutica», añade. En el centro trabaja además un profesor adicional de apoyo y un profesional de acompañamiento de los servicios de orientación.

Por otro lado, según explica Rocío González, el profesorado del colegio lleva varios años asimilando el lenguaje de signos. «No es que lo aprendan perfectamente, porque es como estudiar otro idioma, pero sí adquieren unas nociones que les permiten comunicarse mejor con los alumnos con problemas de audición», señala. En el centro, asimismo, se ha impartido formación en los denominados SAAC o sistemas aumentativos y alternativos de comunicación, es decir, las formas de expresión diferentes del lenguaje hablado. Dentro de estas actividades, la profesora de la ONCE dio a conocer a los alumnos el sistema braille de escritura y lectura para invidentes. Además, una profesora de audición los introdujo en el lenguaje de signos y una especialista en pedagogía terapéutica los inició en varios sistemas pictográficos para personas con problemas de lectura. «Los alumnos que no tienen esos problemas también aprenden a comunicarse con estos lenguajes y eso es muy beneficioso para su desarrollo mental, además de que les ayuda a empatizar con las personas que sí los tienen», añade la orientadora.

Talleres vivenciales

Por otra parte, en el Colexio Novo también se han impartido talleres vivenciales en los que los alumnos pudieron experimentar cómo es la vida diaria de las personas con sordera o ceguera. Estas actividades son guiadas por una mediadora comunicativa de la ONCE. Para este curso está previsto organizar —en colaboración con Cogami, Coordinadora Galega de Persoas con Discapacidade— varias actividades de sensibilización relacionadas con diferentes tipos de discapacidades.

Pictogramas para orientarse, columpio colectivo y timbre musical

En el apartado de los recursos materiales, el Colexio Novo también ha desarrollado durante los últimos cursos diversas iniciativas para favorecer la educación inclusiva. «Todo el centro está señalizado con pictogramas para que se puedan orientar mejor los niños con necesidades especiales», dice la orientadora. «En el patio se instaló un columpio colectivo para los niños que no pueden columpiarse solos lo hagan junto con otros compañeros, además de unos juegos de arena adaptados a todas las necesidades», apunta la orientadora.

Otra medida que se tomó en el centro consistió en sustituir el timbre tradicional que señala el inicio y el fin de las clases por un timbre musical. «Es un sonido mucho más adecuado para que lo gestionen los alumnos con hipersensibilidad auditiva o con trastorno de espectro autista», dice González. En el colegio se han impartido además talleres de diferentes tipos —de robótica matemática y varias técnicas audiovisuales— para que los alumnos con diferentes capacidades puedan aprender por distintas vías. La orientadora señala que en el centro también se presta especial atención a la gestión emocional y a la mediación en conflictos. «Hay equipos de mediadores formados por alumnos más mayores que ayudan a solucionar conflictos en el patio de recreo», agrega.