Pues sí, Saleta, A Nosa Nena, ha vuelto. Ha regresado la magia que supura en cuanto entra en competición y que tanto y tanto nos hace vibrar a los que nos apasiona este deporte. Ha regresado su sonrisa. Ha regresado su batida imperial. Ha regresado su culebreo encima del listón que es un bastión para el mitómano. Ha regresado el mejor lienzo que ocupa el mejor sitio en nuestro museo deportivo propio. Ha regresado, en definitiva, la mejor. Que no se vuelva a ir.