El crítico de cabecera de los coleccionistas de vinos en EE.UU. se abona a la Ribeira Sacra

LEMOS

John Gilman, en el puente de Belesar, en la visita que hizo a la Ribeira Sacra en el 2014
John Gilman, en el puente de Belesar, en la visita que hizo a la Ribeira Sacra en el 2014 ROI FERNANDEZ

Envínate y Guímaro logran puntuaciones a la altura de marcas de renombre internacional en el reputado boletín de John Gilman

10 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Barolo, Borgoña, Mosela, Champaña... La élite de las regiones vitícolas a nivel internacional, y algunas de sus bodegas de culto, desfilan por el último boletín en el que el respetado crítico estadounidense John Gilman repara en la actualidad vinícola de Galicia. Al menos, en aquella que mejor concuerda con su gusto, reacio a los aromas y sabores concebidos en serie. Los vinos gallegos merecen de nuevo algunas de sus valoraciones más elogiosas. Especialmente los tintos de parcela de Envínate y Guímaro —bodegas ubicadas en el ámbito territorial de la Ribeira Sacra, aunque solo la segunda dentro de la denominación de origen—, y los ribeiros del cosechero Luis Anxo Rodríguez. Entre más de trescientas referencias catadas de todo el mundo, solo nueve superan sus puntuaciones.

Chris Kissak escribía en el 2008 en su blog winedoctor que conocer a John Gilman le había deparado impresiones algo contradictorias. Sorpresa y admiración, de un lado, frente al profundo conocimiento del vino a nivel internacional que demostraba su interlocutor. Pero también cierta extrañeza, por otra parte, por la aparente ingenuidad de quien aspiraba entonces a ganarse la vida como prescriptor mediante la edición de un boletín digital de pago. Catorce años después, y gracias a sus suscripciones, Gilman ha adquirido un gran predicamento entre sumilleres, coleccionistas y distribuidores estadounidenses. Kissak, por cierto, también ha tenido que «profesionalizar» desde entonces su blog inicialmente vocacional.

Graduado en ciencias políticas e historia por la universidad de Massachusetts, donde acabaría trabajando para una importante distribuidora, Gilman fue sumiller en un famoso restaurante de Nueva York e intermediario con oficina en Ginebra para la exportación de marcas exclusivas de vinos europeos en la costa Este de Estados Unidos (Henry Jayer, Domaine de la Romanée Conti, Coche-Dury, Giacomo Conterno). Desde el 2006 escribe en su boletín trimestral para suscriptores View from de celllar, donde algunos vinos gallegos —y muy en particular bodegas asentadas en el ámbito territorial de la Ribeira Sacra— ocupan desde hace tiempo un lugar privilegiado.

«Aunque la mayor parte del mercado sigue anclado en los vinos de inspiración moderna, las cosas están empezando a moverse en muchos viñedos de España. Una de las nuevas regiones más importantes es la Ribeira Sacra y sus tintos de mencía, esbeltos, transparentes, que se beben muy bien en la mesa y muestran gran potencial de envejecimiento», apuntaba en su boletín en agosto del 2014. Dos meses después, acompañado por el escritor gastronómico y fotógrafo Gerry Dawes, pudo cumplir por fin su deseo de visitar esta región vitícola, que desde entonces ha sido una de las mejor valoradas en cuanto a potencial de futuro en su reputado boletín.

Cuando Gilman habla de sus «bodegas favoritas» en la Ribeira Sacra no se refiere exclusivamente a las acogidas al paraguas de la denominación de origen. Algunas embotellan con ese sello (Guímaro, Algueira), pero también hay otras (Envínate, Laura Lorenzo) que trabajan con base en ese territorio pero prefieren ir por libre. Las puntuaciones del crítico, en todo caso, son muy apetecibles para quienes ponen sus miras en los mercados del vino más elitistas de EE. UU. «John [Gilman] se ha ganado rápidamente el respeto de los coleccionistas y de las gentes del sector. A menudo es provocador, y no tiene miedo de llamar a las cosas como las ve», apunta Kissak en su blog.

La importancia del contexto

Por encima de todo, Gilman es un crítico extremadamente meticuloso. En sus boletines escribe introducciones exhaustivas sobre la meteorología imperante en cada una de las fases del ciclo vegetativo de la cosecha antes de entrar en materia en el perfil y la puntuación de los vinos. Por lo que respecta a Galicia, valora el atractivo de su diversidad vitícola y carga las tintas en que sus viñedos resisten por ahora mejor que en otras zonas los estragos del calentamiento global. De ahí sus altas valoraciones a algunos productores gallegos. Lousas Parcela Seoane 2019 (96 puntos) es el vino español mejor valorado junto con Lousas Camiño Novo 2019 (95 puntos), de esa misma bodega, las fincas de Guímaro Pombeiras y Capeliños 2018 (95 puntos), y A Torna dos Pasás Escolma 2015, de Luis Anxo Rodríguez (95 puntos).

De entre más de trescientos vinos catados, pocos llegan al listón de los 95 puntos en el boletín de Gilman. Y solo nueve marcas alcanzan o superan los 96. Barbaresco Asili Riserva 2016 (96), de la región italiana de Barolo, es una de ellas y se cotiza a 420 euros la botella. El champaña Krug Clos du Mesnil (98) también está entre los escogidos. Pero ojo: la botella cuesta más de 2.000 euros. Si a estas alturas tiene la suerte de encontrar alguna de la cosecha del 2019 de Lousas Parcela Seoane, sepa que se vende a algo más de treinta euros.