Un modelo para reconstruir el horno castreño descubierto en Cereixa

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Réplica del horno castreño de Castromao realizada por el alfarero soberino Tomás López dentro de un proyecto desarrollado por investigadores de la Universidade de Santiago
Réplica del horno castreño de Castromao realizada por el alfarero soberino Tomás López dentro de un proyecto desarrollado por investigadores de la Universidade de Santiago GEPN-AAT-USC

El alfarero soberino Tomás López elaboró una réplica de un artefacto de este tipo

06 oct 2021 . Actualizado a las 17:30 h.

Los responsables del proyecto arqueológico del castro de San Lourenzo de Cereixa -en A Pobra do Brollón- trabajan actualmente en la reconstrucción de un antiguo horno cerámico descubierto en las excavaciones realizadas en este yacimiento el pasado verano. La pieza es de un tipo poco común en el noroeste ibérico, ya que solo se han encontrado otras similares en quince lugares repartidos por Galicia, León, Asturias y el norte de Portugal.

El horno de Cereixa -que apareció roto en múltiples fragmentos- es de un tipo conocido en Galicia como Castromao, ya que el ejemplar más conocido se descubrió en el castro que lleva este nombre, situado en el municipio de Celanova. La pieza, que pudo se reconstruida parcialmente, se conserva en el Museo Arqueolóxico de Ourense. En la tentativa de reconstrucción del horno de Cereixa, un modelo que se toma como referente es un proyecto de arqueología experimental promovido hace varios años por el Grupo de Estudos da Prehistoria do Noroeste -perteneciente a la Universidade de Santiago -, en el que se realizó una réplica del horno de Castromao. En esta experiencia participó el alfarero soberino Tomás López, cuyo trabajo se inscribe en la tradición de la cerámica de Gundivós.

Sin usar el torno

Siguiendo las indicaciones de los arqueólogos, López elaboró un modelo que muestra el aspecto original que pudo tener el horno de Castromao. En la experiencia también participaron expertos en cerámica antigua de Cataluña y de la Bretaña francesa. El artesano señala que el trabajo se hizo sin torno, ya que todo indica que en la alfarería castreña no se utilizaba este instrumento. «Para modelar o forno empreguei as mesmas arxilas que uso habitualmente para fabricar as miñas pezas», señala. La cocción de la pieza se llevó a cabo con fuego de leña, la técnica que López utiliza en su taller.

Entre los arqueólogos no hay un consenso acerca del uso que tenían los hornos del tipo Castromao, ya que no está claro si se utilizaban para la metalurgia, para fabricar piezas de cerámica o para cocer alimentos. Tomás López tiene su propia teoría. «Eu penso que o forno de Castromao era un fogar de cociña, porque a peza ten na súa base uns buratos en forma de cono truncado, coa parte más estreita para baixo», explica. «Con ese deseño, non creo que se puidesen alcanzar temperaturas moi altas», agrega.

Análisis de laboratorio para determinar la antigüedad y el uso de la pieza

El estudio de laboratorio que se lleva a cabo con el horno del castro de Cereixa no se limita a la reconstrucción de la pieza. El arqueólogo Xurxo Ayán, director técnico del proyecto, señala que en el lugar donde se encontró el artefacto también se tomaron muestras antracológicas -materias carbonizadas- para realizar una datación por el método del carbono 14 y tratar de determinar con la mayor exactitud posible su antigüedad. Los resultados del análisis de radiocarbono se podrán conocer dentro de algunas semanas. Los demás hornos de esta clase que se encontraron en el noroeste peninsular fueron datados en su mayor parte entre los siglos IV y I antes de la era cristiana.

Los investigadores también recogieron en el mismo lugar algunas muestras de suelo con la intención de extraer materias orgánicas y someterlas a análisis. «Se o forno se empregou para cocer alimentos, é posible que no solo haxa sementes ou outros materiais que nos indiquen que tipo de alimentos se prepararon con el», dice Ayán.

Recinto cerrado

El antiguo horno de Cereixa fue desenterrado en el interior de lo que fue un recinto estrecho y alargado con paredes de piedra. Entre todas las piezas de este tipo que se conocen hasta ahora en el noroeste, este es uno de los dos únicos casos en los que el horno apareció dentro de una construcción. El otro fue descubierto en un yacimiento del municipio de Truchas, en la provincia de León. En todos los demás casos, los fragmentos de los hornos estaban dispersos por el terreno, fuera de las construcciones dentro de las que se supone que estuvieron originalmente.