El granito borra ya las huellas del cemento en la antigua judería de Monforte

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

El nuevo pavimento ya está colocado en la parte de la calle próxima a la escalinata de A Régoa
El nuevo pavimento ya está colocado en la parte de la calle próxima a la escalinata de A Régoa CARLOS CORTÉS

Ocho de las veintidós casas de A Calexa se rehabilitaron, pero hay otras tantas deshabitadas y en mal estado

12 may 2021 . Actualizado a las 18:10 h.

Los problemas de abastecimiento de material que motivaron su interrupción por fin quedaron atrás. Las obras avanzan de nuevo en las calles del casco histórico de Monforte que son escenario de las primeras urbanizaciones desde la entrada en vigor del plan especial de protección. Abelardo Baanante, conocida popularmente como A Calexa, recupera después de más de medio siglo un pavimento acorde con su historia y la singularidad de la mayoría de las edificaciones que se conservan en el viejo barrio judío. Las losas de granito borran ya en buena parte del trazado las huellas del antiguo piso de hormigón.

La fisonomía característica de esta calle, escribía en el año 1971 en La Voz Luis Moure Mariño, «fue torpemente borrada por un asfaltado de cemento». El escritor monfortino la recordaba con su estampa más tradicional, «todavía con sus casas iguales todas, con su ventanuco para la tienda, el piso empedrado y formando escalones las empinadas aceras». El hormigonado del piso y el descontrol urbanístico de la pasada década de los sesenta acabaron con aquella imagen, pero por fortuna A Calexa mantuvo buena parte de su atractivo.

Según la catalogación del plan especial, la práctica totalidad de los veintidós inmuebles que se levantan en esta calle tienen características tipológicas singulares o un alto valor arquitectónico. En los últimos años se realizaron obras de rehabilitación en ocho de ellos, aunque en uno de los casos las reformas no pudieron completarse por problemas para acceder a este tipo de ayudas. Dos de las viviendas rehabilitadas fueron adquiridas por promotores locales. Una de estas edificaciones, con fachada de sillería, se acondicionó para el alquiler de habitaciones con derecho a cocina.

Solo hay, sin embargo, trece viviendas que estén ocupadas habitualmente o al menos durante una parte del año. Antes de las obras de pavimentación, el estado de la calle no animaba precisamente a la recuperación de nuevas edificaciones. El proyecto realizado por el arquitecto Antonio Rodríguez, director de las obras en curso, advertía de las grietas existentes en el piso de cemento, que además facilitaba la entrada de aguas pluviales a varias casas al elevarse por encima de la rasante de los portales.

«Las obras responden a una aspiración largamente demandada por los residentes, ya que el pavimento existente, una capa de hormigón pobre, se encuentra muy fracturado y en un estado de conservación muy deficiente», señala Rodríguez en el informe previo. El plan especial incorporó previamente entre las actuaciones prioritarias la renovación del pavimento de esta calle, por su importancia como vía de acceso al antiguo burgo medieval y también « por ser o descenso natural do Camiño de Inverno na variante que penetra na parte alta da cidade».

Adecuada a la pendiente

Las obras fueron adjudicadas en enero a la empresa Explotacións Medioambientais, por un presupuesto de 73.000 euros. El alcalde, José Tomé, se había comprometido a realizarlas con los vecinos, tras sondear su disposición a que la calle pasase a engrosar el área peatonal del casco histórico. Para el piso se eligió un tipo de piedra acorde con la fuerte pendiente, con el fin de evitar resbalones especialmente en los meses invierno. Las piezas de granito, de 40 por 80 centímetros, son suministradas por una empresa de Portugal y se levantan sobre una solera de hormigón de veinte centímetros de espesor.

Aunque el investigador Felipe Aira constató la presencia de familias de origen hebreo en otros lugares del casco histórico, A Calexa -denominada Rúa Nova hasta el siglo XVI- fue considerada tradicionalmente como el barrio judío de Monforte. Algunas edificaciones fueron adquiridas por las familias de sus actuales propietarios a la Iglesia, a la que habían pasado a raíz de los procesos inquisitoriales que se siguieron durante la persecución de los judíos. «Sus casas, bajas y de amplios aleros, con el ventanuco lateral -para tienda-, al lado del portal de entrada, delataban su origen hebreo», apunta Moure Mariño.

A Calexa pasó a llamarse calle Abelardo Baanante en 1926, en homenaje a un monfortino nacido allí y emigrado muy joven a Argentina, donde dedicó parte de su fortuna a auxiliar a los emigrantes procedentes de la comarca de Monforte.