«A ver quién aguanta en el jardín mientras silban las balas»

Carlos Cortés
CArlos Cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Cedido

Denuncian que los balazos del campo de tiro de As Lamas llegan a las casas

19 sep 2023 . Actualizado a las 13:09 h.

Un campo de tiro y casas al lado. El cóctel suena peligroso, aunque probablemente no debería serlo si todos cumplen las normas. Los propietarios de las casas más próximas al campo de tiro de As Lamas, en Monforte, aseguran que allí no se cumplen. Denuncian que muchas balas escapan de la galería de tiro y silban sobre sus cabezas o impactan en sus casas. Los afectados temen que algún día ocurra una desgracia y se lamentan de la escasa respuesta de las autoridades.

El problema no es precisamente nuevo, porque ya en el 2006 hubo denuncias. «Pero hace unos meses que esto se ha vuelto insoportable», resume Marcelo Alvarenga, el propietario de una de las cuatro viviendas situadas en las proximidades de la galería que utilizan los aficionados monfortinos al tiro en la zona de As Lamas. La galería forma parte de unas instalaciones más amplias, algunas situadas completamente al aire libre, pero que en su mayor parte llevan años sin uso. Lo que sí se utiliza es una galería de tiro que está parcialmente cubierta y que debería estar convenientemente protegida para evitar que las balas acabasen en las zonas próximas.

La protección no basta

Los vecinos aseguran que algo falla, que la protección que hay no es suficiente y que las balas salen. En los últimos meses han presentado denuncias en la comisaría de la Policía Nacional de Monforte, lo han intentado también en el cuartel local de la Guardia Civil y han hecho llegar quejas por escrito a diferentes administraciones públicas. Aseguran que una de sus casas presenta 32 impactos de bala y que en otra un disparo atravesó una ventana. No hay heridos, pero elles temen que acabe por haberlos.

«Las balas silban por encima de nosotros cuando salimos al jardín -asegura Marcelo Alvarenga- tenemos vídeos grabados con teléfonos móviles en los que se oyen». Él afirma que no están en contra del campo de tiro y que no es el ruido lo que les molesta. «Por mí que disparen todo lo que quieran -añade este vecino-, solo pido que las balas no salgan fuera». Para ellos, la situación es especialmente preocupante en verano. No porque los tiradores estén más activos, sino porque los vecinos hacen más vida en los patios y jardines de sus casas: «Esto hay que vivirlo, a ver quién aguanta el miedo de estar en el jardín y oír silbar las balas, que parece que en cualquier momento te puede dar un tiro en la cabeza».

Los afectados creen que las fuerzas de seguridad no se toman suficientemente en serio este problema. En un escrito hecho público por varios de ellos aseguran incluso que en alguna ocasión les han contestado que «si nadie resulta herido solo es una falta administrativa». «Habrá que esperar a que alguien reciba un tiro para que se decidan a actuar», se lamentan.

En los meses de julio, octubre y noviembre

En una de las últimas denuncias, presentada el pasado mes de julio en la comisaría, uno de los afectados asegura que este tipo de problemas se suceden con mayor o menor intensidad desde hace quince años, pero que en los meses previos se han incrementado claramente. «Desde el campo de tiro se producen reiterados disparos diariamente -decía el denunciante- que pasan por encima de mi vivienda». Otra presentada por un vecino distinto el pasado octubre, también ante la Policía Nacional, describe «los daños ocasionados por una bala en una ventana y una persiana de una habitación» en el primer piso de su chalé en algún momento entre los días 16 y 17 de ese mes. En noviembre, el agente que recibía otra denuncia explicaba en ella como otro vecino aseguraba que el día anterior «cuando estaba sentado con su mujer en un porche que tiene en la parte de atrás, oyeron el silbar de una bala cercana, pero sin escuchar ningún impacto». El autor de esta última denuncia se acercó él mismo al campo de tiro para pedir explicaciones. Asegura que como no le abrieron llamó a la Policía Nacional. Los agentes sí pudieron entrar en la galería de tiro e identificaron a las personas que la estaban utilizando. Los vecinos no tienen dudas de que los balazos que los sobresaltan salen de la galería de tiro. «La caza solo está autorizada en esta zona desde este mismo año», afirma Marcelo Alvarenga.