La élite del ciclismo, en la Ribeira Sacra

luis conde MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

CARLOS CORTÉS

Los mejores corredores del mundo atravesaron la zona sur de la provincia

04 nov 2020 . Actualizado a las 20:49 h.

La Ribeira Sacra volvió a ser protagonista en la Vuelta Ciclista a España. Eso sí, ayer no hubo ninguna salida ni meta como ocurrió en su día en Sober y en Monforte, sino que en esta ocasión los ciclistas pasaron fugazmente por Chantada, Monforte y Ferreira, en dirección a Ourense. En esta ciudad estaba situada la meta, que atravesó primero el corredor belga Tim Wellens (Lotto), que superó en un disputado esprint a Michael Woods (EF).

Los ciclistas acometieron a buen ritmo los 204 kilómetros que separan las ciudades de Lugo y Ourense. En esta ocasión, el covid-19 condicionó la presencia de aficionados en las carreteras de la Ribeira Sacra y en las calles de Monforte, Chantada y Ferreira. Hubo menos gente, aunque eso sí, dispuesta a animar a los corredores. Se hicieron notar.

Hasta 26 corredores llegaron a estar escapados en la primera parte de la etapa. Grossschartner, Chaves o Poels formaban parte de ese primer grupo, ciclistas punteros que podrían darle un revolcón a la general, pero la presencia de Kuss, Gesink o Vingegaard, guardaespaldas de Roglic, evitaron que esas primeras intentonas triunfasen y fueron neutralizados por el pelotón en el kilómetro 40.

La fuga buena se creó inmediatamente después. Era buena por el nivel de los que la formaron: Van Barle (Ineos), Stybar (Deceuninck), Perichon (Cofidis), Arensman (Sunweb), Soler (Movistar), Michael Woods (EF) y Tim Wellens (Lotto). La ventaja de la fuga superaba los cuatro minutos al paso del pelotón por Monforte y en el inicio del segundo puerto del día, el de Guítara, ya era casi de cinco.

Anécdota en Distriz

En Distriz se produjo una de las anécdotas de la etapa a su paso por Monforte. El atleta local José Antonio Orozco pedaleó sobre una bicicleta anclada en un soporte, justo al lado de una pancarta en la que reivindicaba el nombramiento de la Ribeira Sacra como patrimonio de la Humanidad.

Una de las estampas más espectaculares de la etapa la protagonizó el paso de los ciclistas por la ribera de Chantada, en la que sobresalían los colores otoñales de las cepas. Sin duda, una escena digna de ser reflejada en un cuadro.