A quince metros bajo el agua, la bodega ideal del cañón del Sil

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Daniel Díaz, de la bodega D´Fran, en el momento en que se sacó del embalse el jaulón con las botellas
Daniel Díaz, de la bodega D´Fran, en el momento en que se sacó del embalse el jaulón con las botellas CEDIDA

Adega D´Fran comercializa 350 botellas de mencía que estuvieron sumergidas nueve meses en el embalse

23 oct 2020 . Actualizado a las 08:16 h.

Mejor no dormirse en un mundo extremadamente competitivo como el del vino. Para sobrevivir, no basta la bandera de la calidad. Se impone el más difícil todavía, lo bien hecho aliñado con mucha imaginación. El conocido enólogo Raúl Pérez, colaborador de Guímaro y Algueira en Ribeira Sacra, se la echa en la batea de O Grove en la que sumerge desde hace años jaulones metálicos repletos de botellas de albariño. Una pequeña bodega del municipio de Sober, D´Fran, prueba ahora suerte con la mencía a quince metros de profundidad bajo el embalse y en pleno cañón del Sil.

La pregunta es obligada: ¿qué pinta el vino a remojo? En todos los casos, estas experiencias buscan comprobar hasta qué punto los cambios de presión y temperatura propios de ese nuevo hábitat modifican los aromas y sabores del vino. El agua juega aquí el papel de las barricas: es el soporte de una crianza sin recipientes de madera. «Sale un vino completamente distinto a cualquier otro. A veces da la sensación de haber pasado por barrica, y ni la vio», dice Daniel Díaz, artífice de la idea.

D´Fran es una pequeña bodega ubicada en Vilachá de Doade que se ajusta al perfil clásico y todavía mayoritario entre los productores de la subzona de Amandi: pequeñas producciones de viñedos familiares que suponen una fuente de ingresos complementaria. Carlos Díaz, impulsor de esta bodega de Ribeira Sacra, trabaja en Sarria en la Granxa Barreiros. Su hijo Daniel también echa una mano siempre que se lo permiten sus labores profesionales en una empresa ajena al mundo del vino. «Soy de los que piensan que en la bodega hay que probar cosas para salir adelante. Si quieres diferenciarte, no puedes hacer lo mismo que hace todo el mundo», explica.

Un jaulón especial

De ese afán de poner en práctica nuevas ideas nace el lote de 350 botellas del tinto Essencia Romana que maduró durante nueve meses y a quince metros de profundidad sumergido en las aguas del Sil. El vino es de la cosecha del 2017, potente en grado y muy frutal, según la definen en la bodega. Las botellas fueron introducidas en un jaulón metálico provisto de unas varillas metálicas a modo de cuñas, para encajarlo en el lecho del río y evitar que pudiesen ser arrastradas por la corriente. «No era fácil, porque son quinientos kilos de peso. Pero, por si acaso, tomamos precauciones», dice Daniel.

Las 350 botellas de este vino especial estuvieron nueve meses sumergidas bajo el Sil
Las 350 botellas de este vino especial estuvieron nueve meses sumergidas bajo el Sil

Tampoco resultó sencillo sacarlas a la orilla mediante poleas por el peso del jaulón y también por el bajo nivel del embalse en el cañón del Sil. Pero el esfuerzo parece que vale la pena, porque después de dos experiencias previas para autoconsumo se deciden a comercializar el vino. «El vino está impresionante», apunta Daniel, que asocia ese resultado a las condiciones estables de baja temperatura en el fondo del embalse. La crianza en este medio exigió, no obstante, ciertas precauciones. La etiqueta fue diseñada especialmente para resistir la humedad y el corcho es sintético y está protegido por un lacre. «En alguna el lacre cedió un poco, pero no lo vamos a repasar. Las botellas se venderán tal cual salieron del agua», detallan en la bodega.

Adega D´Fran cuenta con numerosos premios en su palmarés por el vino Estrela, su marca más conocida y de mayor producción. El lote de Essencia Romana que maduró bajo las aguas del Sil juega en otra liga. Está enfocado a un público que busca exclusividad, productos singulares. Y esa originalidad tiene un precio: se vende a 80 euros la botella.