El arqueólogo Arturo de Lombera, codirector de las excavaciones de Cova Eirós, se doctoró con una tesis sobre los yacimientos de Atapuerca y Galicia
27 ene 2021 . Actualizado a las 10:52 h.El arqueólogo Arturo de Lombera Hermida, codirector de las excavaciones de Cova Eirós -en Triacastela-, se acaba de doctorar en la Universidade de Santiago con una tesis en la que realiza un estudio comparativo de las tecnologías de tres yacimientos paleolíticos en los que ha trabajado. Además del referido de Cova Eirós, De Lombera analiza las industrias líticas del yacimiento de Valverde -en Monforte de Lemos- y la Gran Dolina, en la célebre sierra de Atapuerca.
-¿Cuál es el objetivo del estudio que realizó para la tesis?
-Básicamente se trata de analizar y comparar la gestión de un tipo determinado de materia prima -las cuarcitas y los cuarzos- utilizada para elaborar herramientas líticas en tres territorios con diferentes contextos litológicos. Es decir, en lugares donde la disponibilidad de las materias primas es distinta. En la sierra de Atapuerca abunda el sílex, un mineral muy apropiado para tallar herramientas, pero a pesar de ello en ciertas épocas también se utilizaron cuarzos y cuarcitas, que son menos adecuados. En Galicia apenas hay sílex, por lo que los cuarzos y cuarcitas se usaron de forma generalizada.
-¿Qué períodos de la prehistoria abarca su investigación?
-Las industrias líticas de los tres yacimientos que estudié para la tesis son de diferentes épocas. Las de Atapuerca son de la etapa más antigua del Paleolítico Medio; las de Cova Eirós, del Paleolítico Medio final y de finales del Paleolítico Superior, y la de Valverde, de otro período más antiguo del Paleolítico Superior. Las condiciones que se dan para conseguir y procesar las materias primas son diferentes en cada lugar y en cada época. Se trata de ver cómo las técnicas de selección y talla de las materias primas se adaptaban las necesidades de los diferentes grupos humanos.
-¿Qué conclusiones se pueden sacar de este estudio?
-Una de ellas es que los grupos humanos que vivieron en estos territorios desarrollaron distintas estrategias para aprovechar las materias primas y para adaptarse a las limitaciones. Por ejemplo, en Cova Eirós se usaron cuarcitas de grano fino -un material de gran calidad para la talla- para fabricar las herramientas más sofisticadas, como las lascas de tipo levallois. Para hacer cosas más simples recurrían al cuarzo, de menor calidad y más difícil de tallar. En el caso de Galicia, por otro lado, se ve que se utilizaron las mismas técnicas que en el área cantábrica y el resto de la península Ibérica y de Europa. Es importante señalar que la tecnología del Paleolítico gallego estaba tan avanzada como las demás, porque durante mucho tiempo predominó la idea que las industrias gallegas estaban atrasadas con respecto a las de otras áreas geográficas.
Herramientas fabricadas con minerales llegados de lugares distantes
Según apunta Arturo de Lombera, algunas de las herramientas líticas encontradas en los yacimientos de Triacastela y Monforte se fabricaron con materiales conseguidos en territorios situados a largas distancias de los lugares donde se hallaron.
-¿Cuánto podían desplazarse estos grupos humanos para conseguir las materias primas que necesitaban?
-En algunos casos se movían unos kilómetros, como en el caso de algunas industrias del yacimiento de Valverde. Las cuarcitas usadas para fabricar estas herramientas proceden de un afloramiento situado en Costa Grande, en la parroquia de A Vide. Es la llamada cuarcita armoricana, de mucha calidad para la talla. Pero otros materiales llegaron de mucho más lejos, como algunas piezas de sílex que -según se pudo comprobar- proceden del municipio asturiano de Piloña. En Cova Eirós también hay piezas elaboradas con materiales que no se encuentran de forma natural en esa zona y que llegaron de otros lugares.
-¿Podían moverse hasta allí solo para buscar esos materiales?
-No necesariamente, porque también los podían conseguir mediante redes de intercambio entre diferentes grupos que se movían por distintos territorios. En todo caso, se nota que estos grupos nómadas podían desarrollar distintos tipos de estrategias para conseguir los materiales que necesitaban y también que ponían mucho cuidado en la selección de los soportes más adecuados para fabricar sus herramientas. Todo esto denota una gran complejidad en la planificación a largo plazo de las actividades que llevaban a cabo para sobrevivir y una capacidad para obrar de forma colectiva.
Un proyecto de investigación que se puso en marcha hace catorce años
Las excavaciones de Cova Eirós se encuadran en el proyecto arqueológico «Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno de la cuenca media del Miño», coordinado por la Universidade de Santiago y puesto en marcha en el 2006. También forman parte de este proyecto -que cuenta con el apoyo de la Consellería de Cultura- las investigaciones de los yacimientos paleolíticos del valle de Lemos, entre los que figura el del monte de Valverde, en Monforte. Este último es el único yacimiento gallego conocido perteneciente al Solutrense, un período cultural del Paleolítico Superior que discurrió aproximadamente entre hace 22.000 y 18.000 años, durante una de las etapas más frías de la última glaciación.