La ola de calor acelera la cosecha en las viñas de la Ribeira Sacra

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

El cambio de color de la uva que marca la cuenta atrás para la vendimia está muy avanzado
El cambio de color de la uva que marca la cuenta atrás para la vendimia está muy avanzado CEDIDA

El cambio de tonalidad de la uva marca la cuenta atrás para una vendimia atípica

29 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«A 35-40 días para la vendimia», escribía en Facebook José María Prieto, de Adega Régoa, el pasado 17 de julio. El texto iba acompañado de la foto de unos racimos de uva tinta que habían perdido la tonalidad verde de los primeros meses del ciclo vegetativo. Las uvas lucían el matiz azulado que anuncia la recta final de la cosecha. A ese cambio de color, que suele producirse a finales de julio, se le denomina envero. La tradición dice que, una vez que se extienda a todas las cepas, la viña estará para vendimiar en poco más de un mes.

¿Habrá vendimia en agosto? No es fácil generalizar. Menos aún en un espacio vitícola tan cambiante en orientaciones, altitudes y microclimas como la Ribeira Sacra. Las viñas de José María Prieto, por ejemplo, se sitúan en una de las laderas más soleadas del Sil, en el corazón de la subzona de Amandi. En esos vertiginosos viñedos de suelos pobres y producciones contenidas, la maduración suele llegar mucho antes que en otros parajes.

Septiembre es tradicionalmente el mes de la vendimia, pero cada vez con mayor frecuencia la recolección debe acelerarse en las viñas más precoces. Para evitar que el contenido alcohólico del vino se dispare, hay que olvidar costumbres y calendarios. Con carácter general, la recolección de la uva tiende a adelantarse en los últimos años en la Ribeira Sacra. Pero esta cosecha parece tener más prisa que nunca, impulsada por uno de los meses de julio más cálidos que se recuerdan.

No era un montaje

Breogán Pereiro, de la bodega Terra Brava, colgó en Facebook la foto de un racimo de mencía que había superado el envero ¡el pasado 8 de julio! La imagen fue tomada en su viña de Doade próxima al mirador del Duque, que ahora se ha hecho popular en las redes sociales gracias al columpio que permite balancearse allí con vistas al cañón del Sil.

Al compartir la imagen, el bodeguero de O Incio dejó claro que era una sola cepa la que iba tan adelantada. Aún así tuvo que colgar un vídeo al día siguiente para demostrar a los incrédulos que el color de aquel racimo no era fruto de un montaje. Desde entonces, el envero se ha generalizado sobre todo en la ribera del Sil. El propio consejo regulador de la denominación de origen colgó el 16 de julio imágenes en las redes sociales con uvas pintadas que delatan el sorprendente avance de la cosecha.

Fernando González, de Adega Algueira, veía hace un par de semanas como la mencía comenzaba a pintar en sus viñedos de Carballocovo, en lo alto de la ribera de Doade. No es algo inusual en esa ladera desde que el calentamiento global es motivo de preocupación. «Llevamos unas cuentas vendimias con adelanto. Creo que esta va a estar en la línea de esos años», opina.

En lo meteorológico, de aquí a finales de agosto pueden producirse cambios que afecten al ritmo de maduración de la uva. Si se mantiene la sequía, la planta tendrá que administrar sus reservas y ralentizar al máximo su actividad. Algunos días de lluvia, por el contrario, acelerarían la generación de azúcares en la uva, según indican los técnicos.

«Todo vai depender de como veña o tempo en agosto. Sempre hai algunhas vendimas que se adianten, pero o forte non creo que empece antes do 10 ou o 15 de setembro», apunta Pedro Rodríguez, de Adega Guímaro.

Sin fiestas ni grandes citas gastronómicas para dar salida al vino 

Al ritmo que avanza la cosecha, el consejo regulador de Ribeira Sacra da por sentado que algunas bodegas solicitarán a finales de agosto autorización para vendimias en viñas puntuales. No es algo inusual en los últimos años en esta denominación de origen. Más que el previsible adelanto de la recolección, lo verdaderamente atípico de esta vendimia será el impacto de la crisis sanitaria sobre su desarrollo. En lo económico, a un mes vista del inicio de la campaña muchas bodegas tienen sin vender la mayor parte del vino de la añada anterior.

Rectoral de Amandi, la mayor bodega de la denominación de origen, avanzó en plena desescalada su intención de recoger la uva a todos sus proveedores en esta campaña. En otros casos, sin embargo, la vendimia podría pasar con más pena que gloria. El rosario de cancelaciones de citas festivas complica las ventas este verano, una época del año que tampoco suele ser temporada alta para la comercialización de tintos. La tabla de salvación del San Froilán, este año sin barracas ni casetas de pulpo, también se echará en falta para dar salida a la anterior cosecha.

El consejo regulador no descarta que la cosecha se sitúe en torno a los cinco millones de kilos de uva, dos millones menos que en la anterior vendimia. Este año se produjeron pérdidas de producción en algunas zonas por la acción del mildiu, el oídio y el Black-rot.