Las tormentas traen de nuevo la preocupación a las viñas de la Ribeira Sacra

LEMOS

Racimo en floración, la primere semana de mayo, en una viña de la ribera de Doade
Racimo en floración, la primere semana de mayo, en una viña de la ribera de Doade cedida

Los viticultores se enfrentan a una de las cosechas más anómalas de los últimos años por la reiterada amenaza de granizadas

01 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Vuelven las tormentas y con ellas las preocupaciones para los viticultores de la Ribeira Sacra. El sol demostró ser en las últimas semanas el mejor fungicida. La ausencia de lluvias y las altas temperaturas frenaron la propagación del blak-rot en la mayoría de las zonas y atajaron el ataque de mildiu que amenazaba las vides en plena floración.

Las máximas siguen en torno a los treinta grados en el sur lucense, pero la llegada de las lluvias modifica por completo el anterior escenario. El calor aliado con la humedad es el mejor caldo de cultivo para los hongos más perjudiciales para el viñedo. La tormenta descargó este domingo en algunas zonas y los pronósticos apuntan a que la inestabilidad de mantendrá hasta bien entrada la semana.

Muchos viticultores se apresuraron el sábado a aplicar de nuevo tratamientos fitosanitarios en previsión de las tormentas. Los técnicos aconsejan hacerlo en cuanto el tiempo lo permita para evitar la infección de los racimos en un momento del ciclo vegetativo crucial para la futura vendimia.

Al cierre de esta edición, no se habían registrado daños por el pedrisco en las zonas de ribera en las que descargó la tormenta. La cosecha en los viñedos de la Ribeira Sacra va muy adelantada y en las zonas de maduración más precoz ya se aprecian racimos con tamaño de guisante en las bayas. Con carácter general, técnicos y viticultores apuntan a un adelanto de dos semanas.

Las tormentas se suceden en el sur de Lugo desde el pasado mes de marzo en una primavera bastante atípica en lo meteorológico que más de una vez hizo temer que el pedrisco dañase la cosecha de uva.