«¿En serio que es obligatorio llevar mascarilla?»

Carlos Cortés
Carlos Cortés CHANTADA

LEMOS

El uso de mascarillas en las calles de Monforte y Chantada es ya muy mayoritario. De todas formas, aún hay quien no se ha enterado de que ahora hay que llevarlas casi siempre

22 may 2020 . Actualizado a las 09:14 h.

El hombre se para en seco cuando le preguntan por qué no la lleva, y su sorpresa parece de verdad."¿En serio que es obligatorio llevar mascarillas?". No se había enterado de que su uso es obligatorio desde este lunes también en las calles en las que no es posible guardar dos metros de distancia con los demás viandantes. Él y su mujer son de los pocos que esta mañana no llevaban la cara cubierta en la plaza de Santa Ana, una zona amplia pero de trasiego peatonal intenso en pleno casco urbano de Chantada. También son de los pocos que no se habían enterado de que ahora es una obligación.

Las mascarillas ya eran más que habituales en las calles de Chantada, Monforte y el resto de las localidades del sur de la provincia de Lugo desde que el confinamiento empezó a ablandarse. Los que no las llevaban eran una clara minoría en los supermercados y en las colas que se forman por todas partes para entrar en bancos, comercios y hasta peluquerías. Pero desde ayer empieza a ser raro ver gente sin ellas.

Mónica Mazaira ve claramente una diferencia: "Hoxe vexo moita máis xente con mascarillas ou con pantallas e moita menos coa cara descuberta". Está acostumbrada a ver la calle todos los días, porque atiende una cafetería en la plaza Santa Ana. Ella misma solía evitar ponérsela incluso en el supermercado, porque trataba de guardar las distancias. Pero este miércoles ya fue a hacer la compra con ella.

Poca vigilancia policial

Ni en Chantada ni en Monforte parecía haber este miércoles mucho control policial sobre las mascarillas en la calle. Desde luego, nada comparable a las semanas del confinamiento, cuando la presencia policial era muy evidente a cualquier hora del día. La Policía Local de Chantada se dejó ver por la mañana en las cercanías del mercado ganadero. Era 21, día de feria, y el Ayuntamiento autorizó que se celebrase un mercado por primera vez desde que empezó el estado de alerta por la epidemia de coronavirus. No hubo reparto de mascarillas a quien no las llevase, al menos no después de las once de la mañana, pero sí un puesto colocado por el Ayuntamiento en el que quien quisiese podía coger las que le hiciesen falta.

La de este 21 de mayo fue una feria muy limitada, sin ganado, pulpo ni puestos de venta ambulante que no fuesen de plantas o productos agroalimentarios. Y el Ayuntamiento vetó la instalación de puestos en las calles habituales y los confinó al mercado ganadero. Acudieron solo una docena de vendedores y la mayoría se quejaron del lugar en el que los habían metido. "Es mucho mejor arriba, solo de paseo ya pasa más gente que por aquí", decía Marisa Gallego, que venía desde Rábade con un puesto de quesos. La de este miércoles en Chantada era su segunda feria desde que se empezaron a autorizar de nuevo. Antes solo había ido a una a Palas y asegura que allí había más gente. También Marisa Fernández, de Maceda, prefiere el centro al mercado ganadero. Ella vende productos de huerta y lleva ya seis ferias poscoronavirus, todas en la provincia de Ourense. La Chantada no ha sido precisamente la mejor.

Los cambios en la feria de Chantada

Algunos feriantes sospechan que el cambio de ayer al mercado ganadero no tiene que ver solo con la epidemia y que el Ayuntamiento quiere hacerlo definitivo. El alcalde Manuel Varela lo niega, aunque admite que están estudiando cambios. "Non se trata de que os postos estean no mercado gandeiro -asegura-, pero é certo que queremos reubicar unha parte deles".

El cambio que los responsables municipales quieren aplicar afectaría a los vendedores que habitualmente se instalan en el tramo de la parte alta de la calle Xoán XXII, la situada entre la iglesia y el cruce con la avenida de Monforte. Esos puestos dejarán de instalarse ahí, de manera que toda la feria se celebraría entre ese tramo bajo de Xoán XXIII y la Alameda, incluidas las calles del casco viejo. Está por ver si la venta de plantas se mantiene en la plazuela de Santa Ana, que quedaría separada de se nuevo recinto ferial.