La candidatura del paisaje cultural de la Ribeira Sacra a patrimonio de la humanidad se basa en un trabajo técnico impulsado por la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Consellería de Cultura, que descata el valor de este territorio como «testemuña excepcional da cristianización do Occidente de Europa», como «exemplo único do monacato de Occidente e da sacralización do territorio, grazas a uns conxuntos arquitectónicos de extraordinaria singularidade que ilustran 1500 anos de historia». El informe subraya además que al margen de su importante patrimonio cultural y arquitectónico, la Ribeira Sacra destaca como «paisaxe viva e expoñente da relación entre home e natureza» que tiene como uno de sus máximos exponentes los cultivos de viñas en bancales en las laderas del cañón del Sil y el Miño.