Monforte homenajea a una vecina víctima de la represión política en 1938

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Consuelo Alonso con Pilar Pérez Alonso, una de sus hijas
Consuelo Alonso con Pilar Pérez Alonso, una de sus hijas CEDIDA

Consuelo Alonso fue condenada a muerte aunque no pertenecía a ninguna formación

08 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El Ayuntamiento de Monforte rindió un homenaje a Consuelo Alonso González, una antigua vecina del municipio que fue la única mujer condenada a muerte por un tribunal militar franquista durante la Guerra Civil en la provincia de Lugo. En el salón de plenos de la casa consistorial se celebró ayer un acto en su memoria al que asistieron familiares de la homenajeada y en el que participaron los concejales de todos los grupos de la corporación. En el homenaje también tomó parte la historiadora lucense María Jesús Souto, quien investigó y rescató la historia personal de la represaliada, que estaba totalmente olvidada en Monforte. El alcalde, José Tomé, anunció además que el Ayuntamiento instalará una lápida en recuerdo de Consuelo Alonso en la calle Abelardo Baanante, donde ella vivió con su familia en la década de 1930.

Según explicaron la historiadora y los responsables municipales, Consuelo Alonso fue condenada y fusilada a consecuencia de sus ideas políticas a pesar de que no estaba afiliada a ninguna formación. «Murió por defender sus ideas, por defender la libertad, en una época en la que alzar la voz se pagaba muy caro, incluso con la propia vida», afirmó el alcalde durante el acto celebrado en el salón de plenos. «Fue represaliada tan solo por ser una mujer que expresaba libremente sus opiniones, por algo que hoy podemos hacer en una charla de cafetería», añadió. Tomé señaló asimismo que el homenaje se celebró en vísperas del Día Internacional de la Mujer, «por lo que este reconocimiento a Consuelo cobra más importancia si cabe».

Descendientes directos

Los familiares de Consuelo Alonso que participaron en el homenaje residen en Cádiz y Barcelona. Entre ellos estuvo Pilar Centeno Pérez, nieta de la represaliada, quien agradeció a María Jesús Souto y al Ayuntamiento de Monforte el hecho de haber recuperado la historia de su pariente y de dedicarle un recuerdo. Los descendientes directos de Consuelo Alonso son siete en total, incluyendo otra nieta, Pilar Pérez López, y cinco bisnietos.

Parientes de Consuelo Alonso González y miembros de la corporación municipal ante el número 24 de la calle Abelardo Baanante, donde la represaliada vivió con su familia en la década de 1930
Parientes de Consuelo Alonso González y miembros de la corporación municipal ante el número 24 de la calle Abelardo Baanante, donde la represaliada vivió con su familia en la década de 1930 FRANCISCO ALBO

Tras el acto celebrado en el Ayuntamiento, los familiares de la represaliada y los representantes de la corporación visitaron la calle Abelardo Baanante, donde aún se conserva -con el número 24- la casa en la que Consuelo Alonso vivió con su marido y sus hijos. La inscripción que se dedicará a su memoria estará en una lápida de granito que se colocará en la entrada a esta calle desde la plaza Doutor Goyanes y que formará parte del pavimento. Sus familiares ya fueron invitados a la inauguración.

Fusilada con 40 años de edad siendo madre de cuatro hijos

Natural de Gijón, Consuelo Alonso González llegó a Monforte en compañía de su marido, Ángel Pérez Muñoz, que en noviembre de 1930 tomó posesión del cargo de alguacil en el juzgado local. De acuerdo con las investigaciones realizadas por María Jesús Souto, el matrimonio sufrió represalias por sus ideas políticas durante el llamado «bienio negro» de la Segunda República, bajo el gobierno de los partidos conservadores. La historiadora señala que Consuelo Alonso fue detenida en esa época, mientras que su marido fue expedientado por desacato -lo que le costaría su empleo- por haber ido al cuartel de la Guardia Civil a interesarse por su esposa.

Siempre según los datos reunidos por Souto, tras la sublevación militar contra el gobierno republicano del 18 de julio de 1936, Consuelo Alonso sufrió abusos a manos de un grupo de falangistas, que le raparon el pelo. El 29 de diciembre de 1937 fue denunciada ante la Jefatura de Investigación y Vigilancia de Monforte y el mismo día ingresó en la prisión local. Más adelante, el 9 de febrero de 1938, fue conducida a Lugo para ser sometida a un consejo de guerra. El juicio por el que pasó -dice la historiadora- presentó «unas características particularmente sobrecogedoras» y se caracterizó por «la contumacia, las inexactitudes, las medias verdades y las omisiones».

Denuncia y acusaciones

María Jesús Souto señala a este respecto que Alonso fue denunciada por un jefe de milicia de Falange Española que era hermano del juez que instruyó el consejo de guerra, así como por dos mujeres, una de las cuales estaba casada con un hombre que reemplazó a su marido como alguacil del juzgado. La mujer fue acusada, entre otras cosas, de tener «ideas comunistas», de haber manifestado alegría por las muertes del líder derechista José Calvo Sotelo y del general sublevado Emilio Mola, de escuchar las emisoras de radio republicanas y de comentar las noticias con los vendedores de prensa en un tono desfavorable para los sublevados. También se le acusó de recibir ayuda de la organización comunista Socorro Rojo Internacional.

La historiadora señala que la única acusación que reconoció Consuelo Alonso fue de la haber llevado una bandera republicana en el funeral de cinco ferroviarios muertos en accidente. Asimismo, indica que tanto el jefe local de la Guardia Civil como el comandante militar de Monforte y el párroco de A Régoa ofrecieron diversos testimonios que contradecían la mayoría de las acusaciones dirigidas contra la mujer, pero que no fueron tenidos en cuenta por el tribunal. Consuelo Alonso fue calificada de «peligrosísima, indeseable y perniciosa» y fusilada el 13 de mayo de 1938. Tenía 40 años de edad y dejaba cuatro hijos.