Huelgas, atentados y una bodega con cien bombas ocultas en Reigada

FELIPE AIRA MONFORTE

LEMOS

Manifestación el primero de mayo de 1936, en primera fila, en el centro y con corbata, Juan Tizón, último alcalde republicano de Monforte
Manifestación el primero de mayo de 1936, en primera fila, en el centro y con corbata, Juan Tizón, último alcalde republicano de Monforte ARCHIVO F. AIRA

Los inicios del pasado siglo fueron muy convulsos por las movilizaciones de ferroviarios y mineros de Freixo

09 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre 1900 y 1950 se produjeron en Monforte desórdenes públicos e incluso atentados con bombas en los tiempos de mayor agitación. Las autoridades llegaron a perder el control del orden público en algunos momentos. En ese período también se registraron manifestaciones que por su masiva respuesta pueden calificarse de históricas. Algunas de las movilizaciones más importantes se registraron en años 1916 y 1917, por los conflictos que afectaban a los trabajadores de la estación local del ferrocarril y de las cercanas minas de Freixo.

En un documento municipal de septiembre de 1917 se lee: «Se dio cuenta de un oficio del presidente del Centro Mercantil e Industrial de esta ciudad, así como de una carta de Don Antonio Méndez Casal, teniente auditor del cuerpo jurídico militar, oriundo de la misma y residente en Madrid, relacionadas ambas con la necesidad hace tiempo sentida de que haya una guarnición militar en esta plaza y se destine un destacamento de Infantería, cuando menos de dos compañías».

La guarnición se hacía necesaria - prosigue ese documento- «para sostenimiento del orden y protección del vecindario, toda vez que con motivo de la presente huelga revolucionaria y también de la del año pasado han prestado y prestan servicio en la estación y vía férrea, tres compañías con más de cien guardias civiles que tienen que alojarse en la población y causando molestias al vecindario».

En un acta municipal de la época, el concejal Rodríguez Sánchez pide que se haga «justicia con Monforte», que ya en una huelga ferroviaria anterior «había estado a merced de los ferroviarios que en número de 900 fueron dueños de la población durante 24 horas». «Está demostrado -afirmaba este edil- que esta huelga ferroviaria es revolucionaria porque elementos extraños a los agentes de la Compañía aquí estaban identificados con estos y aún hoy lo están, porque los cesantes y los mismos empleados fueron elementos anárquicos que les secundan, desean que estas fuerzas se vayan para vengar agravios y no hace muchas horas que circuló el rumor de que piensan volar la estación y algún edificio más en el momento que desaparezca fa fuerza, que los ánimos de toda esa gente están adormecidos»

Por todo ello, este concejal proponía a la corporación «destinar a cuartel el Grupo Escolar del barrio del Cardenal,  toda vez que no se dan clases en las escuelas por la epidemia que existe entre los niños, conocida por fiebre escarlatina».

En el año 1932, Federico Guillermo Cloos, ingeniero jefe de minas y vicecónsul de Alemania en Monforte, fue objeto de un atentado. Debido al grave incidente del que fue víctima el ingeniero de las minas de Freixo, y ante el temor de que se repitiese, el gobernador civil de la provincia acordó «la concentración de cinco números de la Guardia Civil en esta ciudad, al objeto de organizar un servicio nocturno de vigilancia». En la recta final de la segunda guerra mundial, Cloos regaló a amigos y allegados, muchos de ellos falangistas, ejemplares en castellano de la obra Mi lucha, escrita por Adolf Hitler.

En mayo de 1933, en los prolegómenos de la guerra civil, estallan once bombas en Monforte. «A la salida del teatro en la madrugada de ayer se oyeron repetidas explosiones en diversos lugares de la ciudad, la que quedó a oscuras, causando enorme pánico en el vecindario», relata una crónica de la época. El Gobernador dispuso el ingreso en la cárcel de toda la directiva de la sociedad afecta a la CNT. Entre los detenidos figuraban un oficial de Correos y el alguacil del juzgado de instrucción.

Tapadas con centeno

El 25 de octubre de 1934, los vecinos se despiertan con la noticia de una intervención realizada por la Guardia Civil esa madrugada. El teniente Manuel Álvarez Sarandés, secundado por el suboficial Manuel Castro Lebón y los guardias Ramón González Gómez y Emilio Rodríguez Martínez, había localizado un arsenal de «noventa y ocho bombas e ingredientes adecuados para su confección». Estaban envueltas en papel y ocultas bajo centeno en una bodega de Ramón Somoza sita en el lugar de Mourelos, en San Salvador de Reigada, a unos cuatro kilómetros de la ciudad.

Los monfortinos salen a la calle para evitar la marcha a Alemania del cuadro de Van der Goes

Otra de las manifestaciones históricas fue la que tuvo lugar en 1913 contra la salida y venta del cuadro La Adoración de los Reyes, de Hugo Van der Goes. Cuando se confirma que un pintura que se encontraba en una capilla lateral de la iglesia del colegio del Cardenal era obra de Van der Goes, el gobierno alemán se propone adquirirla. Paga un elevadísimo precio de la época: 1.262.800 pesetas. Hoy está tasada por encima de los 70 millones de euros. Nunca antes la venta de un cuadro había suscitado una polémica tan grande. Finalmente, oculto en un carro de hierba, sale del edificio monfortino, hacia la estación de Canaval, donde lo cargan en un vagón con destino a Vigo. Desde allí, por mar y previa escala en Hamburgo, llegó a Berlín, donde ahora se expone.

Menos conocido es el episodio que tuvo lugar en Monforte con motivo de un viaje en tren el rey Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia el 30 de septiembre de 1927. El numeroso gentío que se concentró en la estación ferroviaria para saludarlos les obligó a parar durante más de media hora. Al frente de la concentración estaba el alcalde, Antonio Dacal, junto a otras personalidades y cargos políticos.

Base de aviación

En la década de los años veinte del pasado siglo se sucedieron en Monforte las manifestaciones para reclamar un aeródromo militar, que se iba a instalar en terrenos del Reboredo y de la parroquia de Piñeira. En el archivo histórico municipal se conserva un documento, año 1926, del Ministerio de Guerra, dirigido a la Gobernación, en el que se transmite las gracias dadas por el Rey al Ayuntamiento de Monforte por el ofrecimiento de los terrenos. Añade, que será tenido en cuenta en el Plan General de Organización Aérea del Oeste y Noroeste de España. Presidía la corporación Antonio Dacal Rodríguez.

La escritura de cesión al Ramo de Guerra del campo del Reboredo para base de aviación fue otorgada ante el notario de Monforte Ramón Jaus Estévez el 27 de enero de 1928. Comenta que el campo está en San Martín de Piñeira, que tenía sobre 72 hectáreas. Una tercera parte estaba destinada a monte bajo de mala calidad y el resto era un erial, sin ser susceptible de ningún cultivo. Unas cuatro hectáreas eran de del Ayuntamiento «sin título y por la posesión inmemorial» y las 68 restantes pertenecían al Estado. El aeródromo nunca llegó a materializarse.