El vino ecológico reivindica su espacio

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

LEMOS

Esther Teijeiro, viticultora ecológica de Chantada, con su nieto el enólogo Roberto Regal
Esther Teijeiro, viticultora ecológica de Chantada, con su nieto el enólogo Roberto Regal Roi Fernández

Poco a poco se va extendiendo un cultivo de la vid respetuoso con el medio ambiente; según el Craega, en Galicia hay actualmente 18 bodegas y 27 viticultores que cultivan 82 hectáreas

02 feb 2020 . Actualizado a las 20:13 h.

Hay quien dice que en Galicia no se puede producir vino ecológico. Que es imposible que la cosecha pueda sobrevivir a los ataques de los hongos, a los que el viñedo es aquí muy propenso por la humedad, sin un tratamiento fitosanitario. Sin embargo, un grupo de bodegueros y viticultores están demostrando que eso no es así. Ellos se han empeñado en producir cuidando al medio ambiente y cada vez son más los vinos que llegan al mercado con el sello ecológico, tal y como acredita el Consello Regulador de la Agricultura Ecolóxica (Craega). Amparados por este marchamo de calidad trabajan 18 bodegas y 27 viticultores de la comunidad. Ellos cuidan de cerca de 83 hectáreas de viñedo.

Esther Teijeiro fue una precursora en llevar las técnicas ecológicas al viñedo. «Eu non sei porque se me dou por aí, se fora hoxe non tiña tanta forza para facelo», cuenta. Corría el año 2000 cuando decidió dar el paso «porque antigamente esa era a forma na que cultivaba meu pai». Sin embargo, «o cambio foi duro. Persoalmente aínda o foi máis porque me dicían que iso non ía ir ben, que iamos á ruína», recuerda ahora. Pero ella sigue convencida de que este es el mejor sistema. «A xente é moi reacia a cultivar algo bo. Estamos maltratando moito a terra e vaise fartar de nós», advierte. Al frente de la bodega está ahora su nieto, Roberto Regal, que está igual de convencido que su abuela de que el sistema funciona. «Nin agora nin antes era difícil ou imposible cultivar viño en ecolóxico», asegura. «Miña avoa deuse conta de que os solos tiñan mala pinta. Ela tíñao claro, quería salubridade para os seus viños e para os seus clientes», afirma este viticultor y bodeguero de Chantada.

Roberto Regal reconoce que el cultivo en ecológico supone más trabajo para el viticultor. «Tes que limpar os solos manualmente ou con maquinaria pequena, o abonado ten que ser orgánico e tamén cambian os tratamentos fitosanitarios, porque non podes usar químicos», explica. Reconoce que «a colleita si que minora, pero non só polos ataques dos fungos, o abono orgánico tamén produce menos», añade. Pero es que esa es su filosofía, asegura, producir menos pero de más calidad. Roberto está satisfecho con su producción en ecológico, y asegura que hay demanda en los mercados. «Cando empezamos había certa confusión porque un segmento do mercado dicía que eses viños se estragaban. Hoxe búscanse viños máis singulares, que preserven o medio ambiente e manteñan o carácter do territorio», explica. En Galicia hay mercado para esos vinos, pero también en España y en la exportación. Para él, sin embargo, su proyecto tiene más valor que el meramente comercial, «creemos que o noso proxecto ten moito valor, cumprimos un obxectivo vital», explica.

Una cooperativa en ecológico

Cume do Avia fue otro proyecto que nació, íntegramente, en ecológico. Empezaron produciendo viñedo pero su idea es la de incluir más actividades complementarias, como al ganadería u otros cultivos. Esta cooperativa ourensana incluyó en sus estatutos que la producción debería ser respetuosa con el medio ambiente. «Era algo que queríamos facer por vocación e pensamos que podería supoñer unha oportunidade de negocio», cuenta Diego Diéguez, uno de los integrantes de la firma. Explica que el camino no siempre fue fácil. «Esa aposta polo ecolóxico non foi satisfactoria sempre. Por exemplo, supuxo que as plantas tardasen máis en arraigar e en empezar a producir», cuenta. Además, supone más trabajo. «As prácticas de cultivo son de prevención e iso sempre obriga a estar máis alerta, pero aínda que os custes son superiores e a produción menor entendemos que compensa», añade. Su apuesta por lo ecológico lleva pareja otra de «facer viños máis persoais». Y asegura que estas elaboraciones tiene demanda, «a nivel estatal e tamén en Galicia. Nós vendemos a maior parte no mercado exterior, entre un 60 e 70 % das nosas ventas son exportacións». Por ahora, «o viño que producimos é insuficiente para a demanda que temos», añade.

«Conciencia personal» fue lo que llevó a Javier Dorgambide a cultivar en ecológico su plantación de una hectárea de albariño en Lantaño. «También criamos cerdo celta como si fuera ecológico y otros cultivos», cuenta. Explica que lo más difícil en una zona con tanta presión vinícola como O Salnés es encontrar una finca que reúna los requisitos y que no esté rodeada de otras que utilizan fitosanitarios. Pero la suya, por suerte, está ubicada «en una zona óptima». En su opinión, el cultivo en ecológico no es complicado. «La disciplina de tratamientos es la misma a la que están sujetas otras producciones, pero sin utilizar productos químicos», explica. El problema, que la merma en la producción es importante, «de hasta un 40 %». Sin embargo, él está plenamente convencido de lo que hace. «Creo que vale la pena esa merma porque estoy convencido de que las cosas se deben hacer de otra manera. Entiendo que los tratamientos tiene que ser altamente nocivos», explica.

Al principio, a Dorgambide le costó encontrar un bodeguero que valorara su producción. Hasta que dio con Juan Carlos Vázquez, de Carballal, una de las bodegas que fundó la denominación de origen. Este explica que, desde siempre, su filosofía fue la de hacer «viños o máis sustentables posibles e que reflexasen ao máximo a orixe da nosa uva. Buscamos viños de parcela». Por eso hace un par de años decidió dar un paso más y probar con la uva ecológica. Llevó la elaboración al extremo, aplicando una cantidad de sulfitos muy inferior a la permitida, y ni clarificó ni filtró su albariño. «Queríamos que ademais de que a uva fóra ecolóxica o tipo de elaboración fóra moi natural», cuenta. El resultado fue 7 cepas en rama, un vino «que recorda aos de antes», asegura. Elaboró 2.200 botellas, cantidad que quiere ampliar el próximo año, «porque hai demanda para estes produtos, tamén no exterior», afirma. Y es que poco a poco, el vino ecológico va reivindicado su espacio. En los mercados ya lo tiene.