Nuevo golpe al rural tras prohibirse el alquiler de habitaciones en la red

La Voz LUGO / LA VOZ

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

Muchos concellos rurales sin la ventana al mundo que suponían Booking o Airbnb

12 ene 2020 . Actualizado a las 13:23 h.

Cientos de casas y habitaciones de alquiler de la provincia de Lugo han desaparecido de los buscadores de Internet esta semana. Y las que pueden encontrarse todavía en Airbnb o Booking se exponen a graves sanciones por parte de la Xunta -las multas oscilan entre 900 y 9.000 euros- por anunciarse en la red. Mientras asturianos, vascos y demás regiones del norte con tirón turístico pueden seguir anunciando sus casas o sus habitaciones en Internet, eso en Galicia ya no se puede hacer porque se ha convertido en ilegal esta misma semana.

La Xunta ya intentó esa prohibición mediante un decreto en enero de 2017, pero se lo impidió el Tribunal Supremo el pasado octubre con una sentencia en la que le advertía que esa prohibición atentaba contra derechos constitucionales de los propietarios de viviendas y contra la libre competencia. La sentencia del Supremo del pasado octubre entró en el fondo del asunto y le decía a la Xunta que limitar ese derecho de las personas en una sociedad de libre mercado no se podía sostener legalmente desde ningún punto de vista.

Pero el Gobierno gallego recurrió la sentencia acogiéndose a un asunto puramente formal: argumentó que no podía ser anulado ese decreto porque ya estaba contenido en una ley anterior de la propia Xunta. Y, efectivamente, al enviar la Xunta la alegación con todo el paquete legislativo autonómico, el alto tribunal reconoció que no se puede ilegalizar el decreto.

Por tanto, y aunque en el contenido de la sentencia daba la razón a los propietarios que alquilan habitaciones, por un error de forma, la Xunta ha conseguido finalmente que se mantenga la prohibición de alquilar viviendas por habitaciones de los particulares.

No los particulares

A partir de ahora solo podrán alquilar habitaciones las pensiones, hoteles o casas de turismo rural, pero no los particulares. Una opción que funciona en Europa y en muchas comunidades de España y dinamiza y mantiene vivo algo de turismo en el medio rural. Porque en las ciudades existen innumerables hoteles, pensiones y otras formas de alojamiento, y por tanto la prohibición de alquilar habitaciones no supone un grave obstáculo para los turistas, sino que simplemente limita sus opciones.

Pero en las zonas rurales, como es el caso de la gran parte de la provincia de Lugo, eliminar el alquiler de habitaciones supone dejar a muchos concellos del interior sin ninguna o casi ninguna plaza de alojamiento. Desde esta semana, buscar alojamiento en Internet en la provincia de Lugo arroja un balance desolador: hay al menos una docena de municipios en los que no existe ninguna habitación en alquiler.

Son pequeños municipios sin pensiones ni hoteles abiertos, al menos en esta época del año. Y eso teniendo en cuenta que todavía se pueden encontrar algunos en Airbnb o Booking, que desaparecen estos días porque los inspectores de Turismo de la Xunta están peinando estas plataformas para aplicarles las correspondientes sanciones, que en algunos casos pueden resultar demoledoras para sus modestas economías.

Solo viviendas completas

La única opción para el rural que va quedando es el alquiler de viviendas completas, lo cual no fue prohibido, pero que es un modelo más vinculado a una explotación turística pura que a la convivencia y al mantenimiento del rural ocupado.

Esta medida que consigue la Xunta por la vía legal también es mala para las arcas públicas, porque el alquiler de habitaciones en las casas suponía que cotizaban a través del IRPF los correspondientes impuestos.

«Para min era unha alegría ter xente na casa. Agora irei a unha residencia para non estar soa»

Tan importante como unos pequeños ingresos, para muchas personas de la zona rural que viven casi solas en sus núcleos, el alquiler de habitaciones era una forma de compañía. Así lo cuenta Josefa, vecina de una parroquia del municipio de Lugo que asegura que los visitantes eran para ella compañía y hasta una parte de la familia que perdió. «Eu así no me sentía soa. Tiña humor para coidar e limpar a casa, o xardín e a horta. Pero agora acabouse todo iso; quedarei soa outra vez no pobo. Supoño que non aguantarei e marcharei a unha residencia», se lamentaba ayer esta vecina de Lugo.

Conocer la vida real

Llevaba casi dos años alquilando habitaciones con relativa frecuencia a turistas y visitantes españoles y extranjeros que quieren conocer la vida real en los hogares gallegos o que transitaban por el Camino de Santiago y se encontraban con los albergues llenos. La única hija de Josefa, que vive en Londres, ya retiró los anuncios de la habitación de su madre de las plataformas de Internet.