A pesar de que cada año se suman más bodegas, las plazas fueron insuficientes para la cantidad de visitantes que querían participar
07 oct 2019 . Actualizado a las 20:06 h.El Vinobús terminó este fin de semana su edición especial para la vendimia de este año, y lo hizo con más demanda de la que pudo atender. Según la información facilitada por el consorcio de turismo, la entidad que lo organiza desde su primera edición en el 2014, las plazas disponibles se agotaron en cuestión de días y quedó una larga lista de espera.
Los portavoces del consorcio explican que es habitual que la demanda sea superior al número de plazas disponibles cada año y recuerdan que por su propia naturaleza se trata de una actividad difícil de ampliar en el tiempo. "Por unha banda -apunta Alexandra Seara, la gerente del consorcio- porque a recolleita se centra nunhas datas moi concretas que coñecemos con pouca marxe". Pero además, el número de bodegas a las que llevar a los visitantes es limitado, porque "non todas as adegas reunen as instalacións axeitadas para o desenvolvemento da actividade ou ben, non contan con persoal dispoñible na tempada para atender a este público". En todo caso, precisan en el consorcio, cada año son más las bodegas interesadas en participar en esta oferta.
En esta vendimia se subieron al Viñobús un total de 235 personas, en grupos de quince a dieciocho componentes. La mayoría era público gallego, procedente en su mayor parte de las provincias de Pontevedra y A Coruña. Entre los de fuera, destacaban los asturianos y los leoneses. El perfil tipo de usuario del Viñobús especial de la vendimia es de alguien que viene a la Ribeira Sacra, ya sea por primera vez o no, expresamente para participar en esta experiencia, que viaja en familia o con un grupo de amigos y pasa el fin de semana en un establecimiento de turismo rural o una vivienda alquilada entera.
Los participantes en el Viñobús de la vendimia se cobviertenen viticultores por un día. Guiados por trabajadores de la bodega y por personal cualificado durante los traslados, tienen ocasión de conocer los diferentes tipos de uvas y de vides y las características de su cultivo, y además vendimian, pisan las uvas en la bodega como se hacía antiguamente, miden la graduación o degustan diversos tipos de mosto. Los visitantes que compran el billete para participar en este programa terminan la jornada con una comida típica de vendimia y los que pisaron las uvas reciben después en sus casas una botella para que prueben el resultado de su trabajo.
Curso sobre turismo de bienestar
A principios de este mes terminó además el curso organizado por el consorcio para la organización en la Ribeira Sacra de los denominados baños de bosque como producto turístico. En el consorcio consideran que la Ribeira Sacra es un destino ideal para los aficionados a las denominadas corrientes mindfullness y de turismo de bienestar, tendencias actualmente en alza. La Ribeira Sacra está bien situada, explica Alexandra Seara, para especializarse como destino turístico no masificado, respetuoso con el medio ambiente y altamente desestacionalizados.
El curso fue impartido por Edgar Tarrés y asistieron como alumnos veinte personas. En un principio, en el consorcio pensaron en organizarlo para diez pesonas, pensando que no iba a tener más demanda, pero finalmente lo hicieron para el doble y llenaron el aforo. "Parecíanos -dice la gerente- que cubrir dez prazas cunha proposta pouco coñecida sería todo un logro". Finalmente, las veinte plazas se agotaron en una semana y quedó gente fuera. Con los inscritos en la lista de espera cuentan en el consorcio para organizar alguna actividad formativa similar durante la primavera del año que viene.
En este curso, el consorcio contó con la colaboración de la Asociación Ribeira Sacra Rural, el colectivo que representa a las casas de turismo rural que operan en los veintiún municipios de esta comarca turística. El consorcio está trabajando ahora con Edgar Tarrés para presentar en la Universidade de Vigo un proyecto de posgrado vinculado al turismo de bienestar.