José Manuel Fernández será enterrado en su parroquia natal de O Saviñao

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Marcas en la calzada para el atestado de Tráfico en el lugar en el que se produjo el accidente
Marcas en la calzada para el atestado de Tráfico en el lugar en el que se produjo el accidente ALBERTO LÓPEZ

El cuerpo del cazador fallecido en un atropello se trasladará a San Sadurniño de Piñeiró

17 sep 2019 . Actualizado a las 19:38 h.

Familiares, amigos y cazadores de toda la comarca y de otros puntos de Galicia darán este martes el último adiós a José Manuel Fernández, que perdió la vida en la noche del domingo como consecuencia de un atropello cuando regresaba de una batida en Tor. La comitiva fúnebre saldrá a las cuatro y media del tanatorio Raúl, en Monforte, para dirigirse a O Saviñao, el municipio natal del fallecido. La misa de funeral y el sepelio tendrán lugar en la parroquia San Sadurniño de Piñeiró, donde había venido al mundo hace setenta años en el lugar de A Touza.

La noticia de su muerte cayó como un jarro de agua fría en Ribas Altas, donde el domingo se celebraba el día grande de las fiestas patronales. El bar Morín, regentado José Manuel Fernández hasta su jubilación, estaba situado a tiro de piedra de esa parroquia urbana. Muchos conocidos y compañeros abandonaron el campo de la fiesta nada más conocer la luctuosa noticia. Allí aguardaban, ajenos al suceso, el comienzo de la actuación de la orquesta Panorama.

«É triste que puidese sobrevivir a un balazo nunha cacería e falecese nun atropelo», señala un directivo de la sociedad de caza Val de Lemos. Entre las coronas de flores que llegaron ayer al tanatorio Raúl estaba una de esta asociación cinegética. José Manuel Fernández era un cazador muy reputado dentro y fuera de la zona. La Peña de O Morín, de la que fue fundador y presidente, era invitada con frecuencia a cacerías de jabalíes en cotos de toda Galicia. Presumían de los mejores perros, de seguir como nadie los rastros y de desperdiciar muy pocos tiros.

De vuelta a las cacerías

Sus andanzas cinegéticas saltaban en tiempos cada dos por tres a los periódicos. En noviembre del 2004, La Voz de Galicia daba cuenta su edición de Lemos de uno de sus éxitos cinegéticos. Acababan de cazar un jabalí que pesó 195 kilos, posiblemente uno de los más grandes abatidos en Galicia. Por aquel entonces, José Manuel Fernández había vuelto a coger el rifle. Se había visto obligado a enfundarlo durante varios años por las secuelas de un accidente de caza del que se salvó casi milagrosamente. No pudo sortear, sin embargo, la trampa que le había reservado el destino en una carretera de Tor.