José Manuel Fernández, el hombre que tras un grave accidente «iba de caza solo por oír los tiros»

Alberto López
A. López MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

José Manuel Fernández, en una batida en el año 2007
José Manuel Fernández, en una batida en el año 2007 ALBERTO LÓPEZ

Fue el promotor de varias peñas de caza mayor en el sur de la provincia

17 sep 2019 . Actualizado a las 19:39 h.

Con la muerte de José Manuel Fernández (O Saviñao, 1949-Monforte, 2019) la caza mayor pierde a uno de sus máximos exponentes, no solo en el sur de Lugo sino en Galicia, donde era muy conocido por su afición y éxitos en la caza -sobre todo- del jabalí.

El accidente de tráfico que le costó la vida se produjo en San Xillao de Tor, en Monforte, la noche del domingo cuando regresaba a casa después de participar en una batida. La noticia de su fallecimiento causó gran consternación en la localidad donde era muy conocido no solo entre los cazadores, sino también por haber regentado durante años varios negocios en el barrio de O Morín. Tanto la Real Federación Española de Caza como la gallega han mostrado a través de las redes sociales sus condolencias.

El velatorio está instalado en la sala número uno del Tanatorio Raúl, en Monforte, y permanecerá en este lugar hasta las cuatro y media de la tarde del martes, momento en el que el cortejo fúnebre partirá hacia la iglesia de la parroquia de San Sadurniño de Piñeiró, en O Saviñao.

El ahora miembro de la Peña Ribeira Sacra y promotor a principios de los noventa de la Peña O Morín, tenía setenta años. Natural de Vilamor, en O Saviñao, emigró de joven a Suiza y Barcelona. En 1992 volvió junto a su mujer y sus dos hijos a la ciudad del Cabe para abrir un supermercado y droguería que con los años cerraría y convertiría en el bar O Morín, que funcionaba como lugar de reunión de muchos de los cazadores de la zona.

Su afición por la caza era tal que, pese a recibir en 1996 un disparo que le dejó herido gravemente y que a punto estuvo de costarle la vida, nunca dejó de acudir al monte. Estuvo tres años convaleciente. En una entrevista concedida a La Voz de Galicia en 2001 contaba que «cuando las heridas no me dejaban mover, iba de caza solo por oír los tiros». Se había especializado en el jabalí «por el daño que hacen los en los campos de la comarca», y no dudaba en admitir que prefería «abatir un animal de estas características que embolsarme un millón».

Ahora, jubilado desde hace años, seguía manteniendo sus dos principales aficiones: la caza y sus amigos, a los que no dudaba en echar una mano en todo lo posible.