Reivindicar el románico, con permiso de los murciélagos

CHRISTIAN RODRÍGUEZ / L. D. MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

La iglesia de Santa María de Pesqueiras celebra una sola misa al año con motivo de un acto cultural

13 ago 2019 . Actualizado a las 16:58 h.

Ni el topónimo Ribeira Sacra se le atribuyó en balde ni debe olvidarse el legado que han dejado las comunidades religiosas que por siglos la habitaron. A los pies del Miño se erige la iglesia de Santa María de Pesqueiras, que pese a llevar cincuenta años cerrada al culto, acogió un encuentro lúdico el domingo. La asociación de Amigos del Románico de Chantada devolvió la vida a este templo con la celebración de una misa como cada año desde 2012.

Santa María de Pesqueiras se encuentra rodeada de bosque y para acceder a ella es necesario caminar como mínimo medio kilómetro desde O Outeiro, o bien un kilómetro desde Sanfiz. Esta condición y el mal tiempo de este fin de semana, no fueron inconvenientes para que el aforo de la iglesia quedara pequeño. La organización había colocado 73 sillas para un acto que finalmente atrajo a casi un centenar de personas y provocó que alguno se quedara a las puertas de esta iglesia románica.

Un taller de pintura al aire libre en el entorno de la iglesia abrió la cita a las cinco de la tarde. Seguidamente, el grupo musical O Trícole amenizó una eucaristía, el motivo principal de la reunión, pues «no queremos desvirtuar la función principal de este monumento» -dice María José Vázquez, presidenta de la asociación-. El acto cerró con la actuación del cuentacuentos Celso Fernández, como novedad incorporada en esta ocasión.

Reacios a que Santa María de Pesqueiras sea un mero recuerdo, cada verano los «amigos del Románico» piden religiosamente la llave de este monumento nacional al obispado para celebrar un acto cultural, aunque universal, son los vecinos de la parroquia de Pesqueiras quienes lo reciben con mayor fervor. Las labores de mantenimiento incluyeron una limpieza a fondo por los excrementos de los murciélagos que usan la iglesia de refugio. Aquello estaba hecho un cirio, comentan desde la asociación. La colonia que anida en la nave del templo incluye murciélagos comunes y murciélagos pequeños de herradura. Estos últimos están considerados una especie amenazada, obligan a consultar a Medio Ambiente para realizar cualquier obra en la iglesia.

Esta convivencia forzosa no es el mayor problema de Pesqueiras, para la que los murciélagos han terminado resultando un atractivo turístico más. Los preparativos del acto del domingo incluyeron también la instalación de un generador y un par de focos. «Reivindicamos que se mejoren los accesos y que haya suministro eléctrico. Es una vergüenza que no haya luz teniendo el embalse de Belesar al lado», apunta Vázquez. La asociación chantadina confirma que esta jornada cultural en Santa María de Pesqueiras se reeditará el año que viene, al menos mientras siga celebrándose de día.